Mientas la informática es la ciencia que estudia los medios para convertir datos en información, la robótica es la ciencia que estudia los medios de control de esos datos y conversiones.
La robótica es un procedimiento de control, el cual se ha vuelto imprescindible sobre todo cuando nuestras acciones se han ampliado a límites que exceden en mucho nuestras posibilidades humanas.
Mientras el robot es el método de control de Gadget u objetos en el mundo real, en el virtual se llaman bots, procedimientos que con determinadas instrucciones rastrean datos, lo almacenan, lo disponen para los procesos que los convertirán en información.
Los bots, se han vuelto tan sofisticados que es necesario parcializar sus acciones, aquella forma de realizar esos procesos hará la diferencia ahora y en el futuro.
Grandes matemáticos trabajan en función de crear procedimientos, algoritmos que ofrezcan la diferencia a la hora de procesar cantidad de datos.
Es uno de los mitos del gran Google, que ha sabido generar procesos que han colectado con superioridad a sus competidores, Yahoo y la vieja araña buscadora, Crawler, la capacidad de almacenar, en tiempo superior, y la eficacia en su clasificación.
No basta tener los datos hay que convertirlos en información, ésta última es sólo el proceso con el cual se logra un objetivo, de cualquier naturaleza, ya sea una respuesta a una investigación, algo que redundará en beneficio económico, o la simpleza de encontrar lo que buscados.
Hay una gran paradoja en la idea de que un procedimiento nos ofrezca una respuesta de uso que puede cambiar las condiciones de acciones y mover la economía de una manera que ha desbordado la imaginación del más visionario empresario, y ha superado la capacidad de aprehender el frenético crecimiento.
Más del 60 por ciento de la actividad en la Internet es de estos procesos, que recorren las redes ejecutando en tareas de automatización, buscando datos y clasificándolos.
Nuestra eficacia para encontrar lo que buscamos no está regida por nuestra capacidad para hacerlo, sino por la habilidad de los algoritmos en acomodar los datos dentro de un marco de información, encontrarlo rápido y que sea útil, todo esto antes de darnos un resultado.
Para ello, hubo un proceso de aprendizaje sobre la conducta de los usuarios, e ingeniería de procesos que se activan en cuando se encienden las computadoras, que ya vienen programadas para lo que decidamos.
O ellas deciden por nosotros, porque nos tenemos que adaptar a esos procesos o quedar fuera del mundo.
Hay herramientas que podemos programar nosotros mismos, llamadas snipers, que actúan por nosotros, es común en los sitios de compraventa como mercadolibre, cuando se customiza para realizar una puja automática, en la que le avisamos hasta dónde llega nuestro límite de puja, no es difícil observar que la contienda es entre procedimientos y que nosotros no podríamos realizar esas acciones en las manos de nuestras acciones, con la duda de la decisión, entonces configuramos un procedimiento automático que lo hace por nosotros.
Del mismo modo, hay procedimientos que generan comentarios en las redes sociales, o que podemos automatizar para publicar en determinas épocas y contenidos.
O los procedimientos que nos envían alertas cuando ocurren determinadas condiciones en nuestros sistemas.
Estamos rodeados de sistemas automatizados y nuestra realidad se está moldeando de tal manera que ya nada nos parece eficaz si no nos ofrecen la alternativa automática.
Hay todo tipo de automatizaciones, como el realizar clics en determinada publicidad, envíos por vencimientos de cuentas, pagos automáticos, hay a su vez, bots que detectan si el que está usando un procedimiento es un humano o un bot a su vez.
A su vez, mientras esos procesos aprenden de los humanos, para automatizar nuestras acciones o reacciones, y se hace pasar por nosotros, provocan una paradoja, los procesos deben determinar qué es humano y qué es bots, porque las decisiones que se basan en el análisis de consumo y toda variable económica, debe seguir basándose en nuestras imperfecciones y deseos.
Esa es la mayor paradoja de nuestra situación actual, que los algoritmos deben ser cada vez más sofisticados, no sólo para comprender a los humanos, sino para no confundirse entre ellos mismos y evitas distorsiones.
Para ello, nuestra realidad está convirtiéndose en un modelo matemático de cuya naturaleza no tenemos percepción natural. Contradictorio y terrorífico.