Hace muchos años que en diferentes publicaciones algunos científicos sostienen, que en teoría, en algunos planetas, por sus condiciones, debería haber diamantes.
El diamante es el producto de la transformación, de átomos de carbono, que pasado por presión extrema, se convierte en diamante.
Este mineral está formado por enlaces tetraédricos de átomos de carbono, cuya característica es ser muy fuerte, por lo que el diamante, además de las joyas, es útil en la industria de maquinaria.
El diamante es transparente, en su mejor estado puro, cuando contiene impurezas, partículas de otros elementos en sus intersticios moleculares tendrá otros colores, azules, negros o anaranjados, según el elemento que contiene que emite una frecuencia que nosotros vemos como color.
Un experimento reciente, da cuenta de instrumento láser que ha logrado pulverizar un diamante, al ser el elemento más duro, costó encontrar las condiciones en que se pudiera realizar.
Bajo una presión de aproximadamente cincuenta millones atmósfera, catorce veces la de la atmósfera terrestre en su centro, similar a la de Saturno, el comportamiento del material permitiría, por reingeniería de procesos, acercarse a las condiciones que la propia evolución de la tierra ha sometido al carbono para lograr el diamante.
En el proceso de la destrucción del diamante se observó un crecimiento en la densidad, es la forma en la que el carbono llega a diamante, el poderoso laser, se pasó de rosca y terminó por pulverizarlo, pero se puede deducir que partiendo del carbono, en vez del diamante, misma presión, y determinado tiempo, el elemento final sería el diamante; teniendo en cuenta que es aproximada a la situación de Saturno o Júpiter, desde el gas carbono, hasta la presión, los científicos están admitiendo la probabilidad que en los gigantes, llueva diamantes, de los de verdad, no los de Lucy en el cielo.
Este estado de presión es parecido al que se puede encontrar en los gigantes Júpiter y Saturno con sus densas atmósferas gaseosas. Al imitar las condiciones de esos planetas se espera registrar el comportamiento de diferentes materiales, entre ellos el carbono.
Los científicos especulan que las atmosferas y condiciones de los gigantes ofrecen un panorama de lluvia de diamantes, el nuevo láser, el más potente del mundo estaría en condiciones de dar respuesta a esta cuestión.
Que lluevan diamantes, no significa que se mantengan en ese estado, es probable también, que tal como en el experimento, al acercarse al centro de los gigantes, el diamante estallaría; es como tener un tenedor, el día que llueve sopa, el entusiasmo por el descubrimiento no es crear diamantes, su verdadero objetivo es otro.
Más allá de la idea de obtener un productor de diamantes, el láser tiene la función de crear un sistema de ignición para centrales nucleares preparadas para ofrecer energía con el mismo principio con que el Sol nos la ofrece, lo que resultaría en uno de los primero intentos exitosos de generar energía alternativa a la energía fósil, no contaminante y menos onerosa.
Este noble objetivo, no deja de lado las fantasías sobre que incluso, bajo otras condiciones, en otras galaxias, donde el carbono sea menos gaseoso, más abundante y el oxígeno no interfiera, podrían existir planetas con corazón de diamante.
El laser provee, por ahora, la luz más potente del mundo, más que el sol, puede incidir sobre elementos con una presión equivalente a la de una Supernova.
No deja de ser extraordinario que haya sido posible generar más calor de la que el sol puede proveer.
Habrá que ver que lo que se consiga de ello, signifique un adelanto real en el problema de la energía no renovable y contaminante.
El planeta necesita urgente un cambio en la dependencia del combustible fósil.