La zona verde es necesaria, las zonas de edificación en altura, se alejan de esa posibilidad, el esfuerzo de los inquilinos con macetas o plantas, no es suficiente para sanear el entorno.
Un jardín, un pequeño huerto en espacios reducidos, combina con la decoración, pero las pequeñas superficies son pobres ante la polución, el ruido, el polvo.
Los proyectos que avanzan en esa dirección, son los techos verdes. Sin embargo, tal como tener plantas en la casa es una responsabilidad, lo es mucho más los techos verdes.
En principio porque estamos dentro del ámbito común del edificio. Hay que consensuar con el consorcio.
Todos los componentes de un proyecto de techo verde tienen que estar conscientes de las implicancias.
La técnica a aplicar depende del lugar, la altura, el espacio, la capacidad del viento, la cantidad de sol, el tipo de planta que se elije y la calidad de la construcción, que tendrá que soportar no sólo el peso del jardín, sino el cambio que produce en peso las diferencias climáticas.
Es por ello que al armar un techo verde, no es cosa que se puede llevar adelante por mera decisión, requiere de la opinión de ingenieros estructurales, del arquitecto incluso.
La adaptación al clima será el determinante del tipo de planta, de césped; y con ello se tiene que tener en cuenta el espesor del jardín para que la variedad seleccionada pueda prosperar.
El peso a tener en cuenta, no es sólo césped y plantas, sino agua, hay que conocer los límites de inundación y preparar estrategias de desagote, no sólo porque pone en peligro la estructura del edificio, sino la vida de la plantas; y al revés, hay que poder proveer de agua, sin que filtre hacia las viviendas, de forma permanente y controlada.
Aunque parece desalentador, los techos verdes están imponiéndose en el mundo, es una solución viable para el mal mayor del planeta, la polución.
Se están fabricando excelentes materiales con aislamiento para uso de cobertura de techos.
Se cuenta con suficiente experiencia en sistemas de drenaje, aspersión, filtros diseñados para techos.
Las especies necesarias, de pequeña altura, a su vez, deben presentar resistencia a los habitantes indeseados, hongos, insectos, por lo que la tierra se abona con químicos especiales para evitar esos colaterales incómodos.
Los techos verdes se presentan como una gran solución, disminuyen la contaminación auditiva, el follaje absorbe el sonido casi en un 50 por ciento, tanto que en algunas carreteras del mundo, se está sembrando plantas porque el extremo ruido causa accidentes.
Los techos verdes mantienen la unidad edificada dentro de un microclima, adecuándose al clima, frescor en verano, cálido en invierno, lo que ahorra energía en artefactos como calefactores o aires acondicionados.
Aunque atraen insectos, también atraen a sus depredadores, pájaros, por lo que el entorno se vuelve bucólico, plácido; un colateral muy agradable.
Nada impide usarlo como huerta, sembrar verduras es uno de los pasatiempos que se contagian y se comparten.
En la mayoría de las experiencias que se conocen de techos verdes hay una consecuencia agradable, compartir entre los vecinos beneficios impulsa otros aspectos de la problemática de los consorcios; cuidar un bien, no sólo para uno, sino para otros provee un saludable sentido de cooperación entre vecinos.