Literatura, relatos, narrativa, escritora argentina
Estabas en la estantería de la biblioteca, un desorden perfecto, entre libros, esas máquinas de vender escenarios, un tiempo inexacto donde podía leer tu nombre e imaginarte completo, hasta que comprendí que éramos demasiado para tan poco espacio, y vos, con tus huesos de hojas maduras, livianas, aptas para planear, te veías bien, con esa porción desbaratada de páginas, volando a través del balcón con un envés como de pómulos morados, descuartizado contra el futuro, un Ícaro inverso. Y con ese acto reescribí tu presente imperfecto de héroe imaginario hacia el tórrido pavimento.