VILLA CARIÑO.-

Este es el mejor lugar para garchar. ¿Vos sabes qué es garchar, no? La verdad es que más o menos. Me pongo rojo de la vergüenza y agarro el volante del auto lo más fuerte que puedo sin hacer ningún comentario. A este lugar se lo llama “villa cariño” hijo mío. Al nombre sí que lo conocía, me lo habían nombrado miles de veces en la escuela, no podía creer que estuviese en ese lugar tan mitológico, me agarró un entusiasmo en todo el cuerpo. Imaginé de que manera nos reiríamos con mi hermana menor cuando le contara de mi experiencia. Mirá para adelante, no te distraigas en los autos estacionados, ya vas a venir a disfrutar del mejor lugar que te prestará la vida por un tiempo; después te haces más grande y todo se complica. Solo te van a quedar los recuerdos. Bueno hijo querido este es mi regalo de cumpleaños, te enseñé a manejar el auto y en el primer paseo te mostré el camino para llegar hasta aquí; tenés a partir de hoy 14 años, la próxima vez que vengas a “villa cariño” tenés que traerte una nena. Papá se había puesto un poco pesado con el tema, me costaba hablar de esas cosas con él y nuevamente comenzaba a ruborizarme. ¿Vos ya la ponés, metés el dedo en el culo aunque sea? Me era imposible desviar los pensamientos hacia un lugar seguro. Me mantenía en silencio. Estaba por demás nervioso. Incómodo. Este es el lugar donde vienen las putas, las más putas, acá gobiernan y mandan ellas. Yo mantenía la mirada clavada en el camino. Mirá, me alerta, el auto de Carlitos, qué atorrante que es el hijo de puta anda a saber con quién se está revolcando, pasá y tocale bocina, vamos a hincharle las pelotas. Hice lo que me dijo. Se ve que el bocinazo realmente tomó por sorpresa a los ocupantes del auto porque Carlitos levantó la cabeza de inmediato y ella también. Vos mirá el camino, pendejo, querés hacerme el favor, gritó papá, cuando ya era tarde. Hice como si nada hubiese pasado y continué manejando; querés que mejor vamos para casa. Papá asintió con la cabeza. Recién mucho rato después cuando estábamos estacionando dando punto final al paseo agregó: sí, mejor vamos para casa, este lugar es una mierda.