JUEGO DE NIÑOS.-
Lo voy a cagar. De alguna manera lo tengo que cagar, no puede ser que me gane siempre el hijo de puta. Marco tiene al igual que yo 8 años y es mi mejor amigo. Es buenísimo en fútbol, natación, en la escuela, en todo. Lo único que tengo para reprocharle un poco es que es demasiado competitivo y cuando te gana en algo, debería decir en todo, le gusta gastarte. Siempre competimos por figuritas. A él le es suficiente correrte dos o tres carreras, un campeonato de salto en largo y te las gana a todas. No le importa que sean las más difíciles de conseguir. Aunque me sé inferior me gusta aceptar sus desafíos. Ganarle a Marco sería ganarle al ídolo máximo y a mi mejor amigo. Empujado por las insistencias de mi papá en cuanto a que a los perdedores los vomita Dios analicé con detenimiento mis puntos altos y los flacos. Pronto lo tuve claro: mi habilidad consistía en aguantar la respiración. Además con la práctica aprendí un sistema para inhalar y exhalar lo suficientemente despacio como para que sea imperceptible para mis adversarios. Me cansé de ganar apuestas. Papá estaba orgulloso de cómo obtenía y recuperaba figuritas. Al único que no le jugaba era a Marco. No, a vos no te juego, le decía y él se volvía loco, me falta práctica todavía. Hasta que llegó el sábado y me fui después de la siesta a lo de mí amigo. Te juego, pero apostamos cien figuritas. Marco aceptó entusiasmado de inmediato. Inflamos los pulmones y nos miramos fijo. Comenzamos. A los cuarenta segundos inicié mi trampa, porque de lo contrario hubiese caído contra el mejor. De esa manera dejé que el tiempo pasara. Cuando vi que Marco estaba demasiado rojo largué el aire y le dije: “ya está ganaste”. Pero él no me escuchó porque continuaba en su posición cada vez más rojo y luego morado. Lo palmeé para que se dejara de joder. Continuó compitiendo y se cayó para atrás. Tembló un poco y no se movió más. Chicos vengan a tomar la leche convocó la mamá de Marco. Acudí a su llamado caminando tranquilo, aunque seguí de largo. No te quedás, te compré tus masitas favoritas. No, gracias me tengo que ir. Le avisaste a Marco. Sí, sí, él ya viene, chau. Chau.