Ya se hizo en la Av 9 de julio, provocando un caos en tránsito, y poco claras cuentas, no sólo en inversiones sino en mantenimiento.
Mismo en subtes, con presupuestos de varios ceros, siempre en mantenimiento, compró coches usados, inadecuados y sin origen ni destino, ni investigación sobre qué hizo con el dinero que se suponía que la implementación recaudaría, Macri, fiel a sí mismo, sigue arrasando con los espacios de la ciudad.
Pasó desapercibido que ya tomó también el Parque Indoamericano, el cual se está reservando, especulan para cuando los juegos Olímpicos del 2018, echan a familias y acudiendo a la represión para mantener el espacio de reserva, mientras rodeaba la zona de construcciones bajo el disfraz de polo tecnológico, realizando convenios con empresas para mudarse a la zona.
El proceso sigue, y ahora con el beneplácito de los votantes.
Para cuando los argentinos se den cuenta de a quién tendrían de presidente, sería tarde.
Como lo fue a la hora de las protestas por la obra en la que se tomó a la mayor avenida, la 8 de julio, éx pulmón verde de una zona que ahora se ve devastada, peligrosa y sin las soluciones del transporte prometidas.