La idiosincrasia de los argentinos se ha convertido en una forma de relacionarse. Aunque se suele indicar que las personas quejosas son tóxicas estas personas proliferan porque encuentran eco.
Sin embargo las personas exitosas, que deben tratar con todo tipo de conflicto, para la cual la queja es una más, sabe convertir la queja en un sistema productivo.
En definitiva, las quejas suelen ser un método, molesto, pero método al fin de conocer las falencias de las personas, cuando hay un empleado insatisfecho hay un desaprovechamiento del aporte del empleado, y aunque es verdad que hay personas que se quejarían de todo, hay también la emisión de un mensaje, y ese mensaje puede responder a un sentimiento o aspecto compartido por otra personas que no manifiestan la queja.
Lo negativo no es sólo el hábito de quejarse, sino también dejarlo prosperar sin atenderlo, la negatividad es uno de los factores contagiosos que más afecta a las empresas.
El líder, jefe, o encargado de atender las conformidad de los trabajos, debe tener en cuenta también las motivaciones de las quejas, no acallarlas o censurarlas, sino atenderlas.
Ignorarlas es inconducente, las dificultades en llegar al meollo que produce la queja desalienta a los empresarios bajo la idea que igual habrá quejas, sin comprender que el tenor de la queja, su efecto y su propagación puede ser nociva para el desenvolvimiento de la empresa y sobre todo socaba a los que no se quejan.
Hay que tener en cuenta que los quejosos actúan con esa energía también sobre los que no lo son convirtiendo la acción en una situación de malestar que salpica al líder.
Un jefe que no atiende la situación tendrá una bomba de tiempo en las manos dispuesta a explotar en el momento menos indicado.
A las quejas hay que enfrentarlas, analizar el origen, negociar en base a la situación que la produce y detenerla de cuajo.
La productividad de las empresas en muchos casos, depende de este factor importante, característica del buen líder, administrar en forma positiva una queja que puede ser neutralizada sin tan sólo no se la ignora.
Atender las quejas es el primer paso a la disculpa y a establecer vínculos de respeto, tan necesarias a la hora de establecer un ambiente de trabajo confortable.
Uno de los mejores métodos para enfrentar la queja es ofrecerle la posibilidad de proponer una solución y discutir el pro y el contra de lo que se proponga, en otras palabras, hacer participar la queja como objetivo dentro de un abanico de soluciones.
Cuando la queja conlleva un compromiso con la solución suele abrirse el camino al cambio y la integridad del ambiente laborar que como todo proceso que se somete al tiempo suele degradarse.
Las relaciones laborales, como todo tipo de relación tiende a mutar, si se está atento en la dirección que toma la situación se logrará que cambie para bien, en dirección al mejoramiento de la calidad de vida de cada componente, incluir al quejoso es un factor de cambio de paradigma en recursos humanos que a la larga beneficia a los empleados y a la empresa misma.