Si hay algo que ha caracterizado a los políticos neoliberales, desde el advenimiento Menemista es la idea estancada que nunca se podrá revelar la ruta de sus delitos.
Una de las razones es porque vienen desde la cuna con el secreto de la complicidad, dar, repartir, sellar, involucrar a quienes sean necesarios para ocultar sus huellas.
En la era de la comunicación les está quedando ancho el paso y las huellas se encuentran, más tarde o más temprano.
Es la ruta del dinero K el horizonte, el león cree que todos son de su condición, de manera que cuando algún macrista insiste en encontrar la ruta de la corrupción K, el camino le hace una curva y cae en la ruta M.
Una vez, podrías ser casualidad, pero ya es una fija, cada vez que un macrista hace foco sobre algún supuesto ilícito, arma un guión con recursos gigantescos, el mismo que puso a Macri en el sillón presidencial.
Inventa arrepentidos, compra maleantes, como el caso de los Lanatta, alquila los periodistas en venta y políticos en venta, Lanata, Carrió, usa jueces con historial de favorecer a corruptos y ataques torcidos a los K, Bonadío; busca el apoyo de la gráfica y los medios, Clarín, La Nación, TN; monigotes de la Farándula, Mariana Fabbiani, Santiago Del Moro, Pamela David y tantos otros; un arsenal que aún así, ante la verdad, les huelga por todos lados los ridículos argumentos.
Los papelones son tan evidentes que los diarios hacen desaparecer las noticias de repente y se quedan sin tapas.
Durante meses, casi desde que Macri asumió, creen tener lo que quieren, pruebas para encarcelar a la presidenta, bajo la presunción que es el máximo peligro, y como forma de dar una “lección al pueblo”, sobre lo que le podría pasar a un mandatario en caso de volver a la prácticas populares; el método de la intimidación lo traen desde la cuna.
Sin embargo, cada denuncia, no es más que otro camino que llega a ellos mismos.
Así y todo, a los macristas no les importa que Macri y sus secuaces les roben millones de dólares, pero cuando sospechan, sin tener ninguna evidencia, de que un pobre se ha visto beneficiado en el almuerzo del día, ponen las manos en el cielo, el cristianismo en venta y profieren loas a ladrones de alto rango, prefieren que les roben millones de dólares y que el país quede en bancarrota, antes que pagar un almuerzo en comedores para niños de pobres recursos.
Algo salió mal en el camino del cristianismo, es un mea culpa que deberían asumir los curas, la iglesia, que son los alimentaron durante siglos el sentimiento de “caridad cristiana” que como vemos, no es precisamente lo que impera.
Dejando de lado a Francisco, es una conducta que la iglesia viene encubriendo, y que ha probado largamente apoyar.
En otras palabras, la misma cuna que educó a Macri, a los funcionarios cómplices, a los seguidores cuya caridad cristiana consiste en ir a la iglesia los domingos, dejar centavos de óbolo y no mirar a los pobres que necesitados, y por el contrario, enojarse porque les pidan.
Lo que se dice, un tiro por el lado del cristianismo a matar pobres.