Como escritora de brevedades, mi aspiración no es la desaparición de comas, puntos, y otros signos para ser educadamente sintética. Terminan siendo textos irreales en los que la principal característica no es lo epilogal, ni la astucia en encontrar palabras o frases para eliminarlas, ni la puntuación, ni el significado o el significante, sino precisamente lo más inesperado, el tintineo de la incesancia, el gesto inacabado.