Algo no va bien en el cuerpo de la mosca, muestras señales de falla, de cortocircuito que la lleva una y otra vez contra el vidrio.
Las moscas son insectos capaces de proezas aerodinámicas, evitar manotazos, posarse sobre objetos a contraviento; no hay contingencia del entorno que la mosca no pueda enfrentar; sin embargo, con todo y mil ojos, no es capaz de comprender la naturaleza del vidrio, su única respuesta es darse de golpes como si con ello quisiera convencer a la nada frente a sí, sobre su solidez; ningún golpe la disuade, hasta que cae exhausta.
Hay algo perturbadoramente humano en esa tozudez inútil.