Nuevas formas de promover empresas que no dependen de la publicidad
Hay un constante tira y afloje entre la publicidad y el contenido. Las aplicaciones de uso masivo como las redes sociales y mails, sostienen su gratuidad bajo la condición de aceptar la intromisión de publicidad en las pantallas de los usuarios, el efecto ha resultado contraproducente, los usuarios se han vuelto refractarios a apoyar con sus clics anuncios que aparecen y más bien causan rechazo.
El sistema ha puesto en alerta al viejos sistema publicitario de banners, carteles, ofertas, la saturación de novedades, y de atractivas gráficas ha llegado, dicen algunos, a un punto de sobre exposición cuya administración y control supera en mucho los beneficios.
Con la visión publicitaria, todo comentario se vuelve sospechoso, opinar en las redes sociales se ha vuelto igualmente dudoso, todo parece armado a propósito de la mera publicidad, a tal punto que la recomendación de usuarios ha pasado a ser una estrategia en vez de un recurso auténtico, la opinión, en suma, se ha vuelto ineficaz para medir la competencia de un servicio.
Los procesos de buscadores están más al tanto de ello que los usuarios, por eso, los algoritmos de los buscadores van especializándose en eliminar todo tipo de intento de manipulación y entre ellos, los artilugios con que las aplicaciones intentan atraer clics, los “me gusta”, “seguime”, “compartir”, han dejado de tener efecto, Google ha retirado de entre sus prácticas aquellas que vienen desde redes sociales por encontrarlas fácilmente manipulables, los accesos desde esos medios no son genuinos, no causan impacto real en las empresas que los han elegido para sus campañas publicitarias y por el contrario, causan una distorsión en el regular funcionamiento de un sistema que depende del apoyo de los usuarios para un test de calidad.
Lejos de los que muchos creen, los algoritmos de los buscadores se ocupan más en encontrar manipulaciones que en encontrar aspectos de buenas prácticas, ya que se han convertido en un importante aliado comercial para las empresas, el más exitoso aliado de cualquier sitio es ser encontrado por sus usuarios y que se conviertan en clientes porque los sitios contienen exacto lo que buscan como consumidores, esa ecuación se da cuando hay un usuario que busca y el buscador en que confía esa búsqueda le muestra los vínculos de sitios que tienen exactamente aquello que buscan. Es el primer paso para transformarse en cliente.
En esa descripción, la publicidad es poco y nada efectiva, por el contrario, pasa a un segundo plano e incluso a un rol de posible engaño. Las publicidades son engañosas, todos saben que están preparadas para atraer, no para ofrecer una verdad.
En la visión del mundo virtual, el contenido, es el mejor vehículo, la información es la que el usuario considera para interesarse en un producto, y es casi lo que menos se tiene en cuenta, bajo el paradigma que una imagen dice más que mil palabras la distorsión en el verdadero valor de los productos impide conciliar los dos mundos, el éxito en Internet, que depende de contenidos, calidad de esos contenidos, y originalidad, e imagen, en donde las ideas de atracción visual viven sujetas a parámetros que analizan los expertos publicitarios.
El problema es que una cosa es una campaña en un sitio donde circulan miles de personas por día que se ven sometidos al impacto visual, otra, cuando el cliente no circula, sino que se agrupa por medio de aplicaciones, las redes sociales, por ejemplo, y es en ese espacio, en el que puede desarrollarse la publicidad, un convenio con los administradores de la aplicación, que a su vez, se las ingenian para desarrollar todo tipo de subterfugio para inducir a sus usuario a apoyar los productos que publicitan.
Por otra parte, lo importante es el posicionamiento web, esto quiere decir que cuando los usuarios buscan un producto, los buscadores, Google, especialmente por ser el buscador hegemónico, muestra entre las primeras páginas el vínculo del sitio.
Para que ello pase, las actividades en redes sociales no son tenidas en cuenta, precisamente porque son procesos que las aplicaciones ofrecen a todos los usuarios, no hay cómo detectar un clic de interés real, respecto a un clic artificial, ya sea porque la gente apoya a un usuario sin interesarse realmente en el producto o por reciprocidad, se intercambian clics sin que medie el producto como interés.
Las redes sociales son un importante aliado por ser canales de contacto y de análisis de tendencias, pero no contribuyen al impacto en el éxito de un sitio, el cual se mide en relación a su visibilidad, la cual se consigue con el posicionamiento en buscadores, dentro de este paradigma, la imagen es un aditamento que no interviene en el éxito para el posicionamiento, sino más bien produce un efecto negativo si no se comprenden algunos aspecto de los sitios que entorpecen el posicionamiento.
Uno de los efectos negativos de las imágenes, o banners o marquesinas es cuando las usan, por una razón de estética, o impacto publicitario apenas se abre el sitio. Hay que tener en cuenta que Google clasifica la cantidad de superficie con contenido, respecto al contenido clasificable y que el mayor ranking para esa fórmula es la que se ve apenas se ingresa a un sitio. Una imagen le da poca y nada información a Google, respecto al espacio utilizado, sin necesidad de “escrolear” la pantalla.
Ese espacio, en donde debería estar claramente definido el producto, y contener información, está ocupado por una imagen, será útil para el usuario, pero boicotea el proceso de posicionamiento web, para neutralizar ese efecto, hay que apoyar al sitio con otros recursos, por lo que el posicionamiento resultará más complicado para evitar una publicidad que entorpece.
Es posible que haya que producir muchos más efectos sobre el sitio solo por tener un recurso cuyo impacto en el usuario tiene que ver con un estímulo visual cuyo efecto es momentáneo y sobre el cual los usuarios están advertidos para desconfiar.
Hay modo de conformar a ambos, a las reglas de los buscadores y a los de impacto visual, no se puede dejar al azar, y sobre todo, ignorar las preferencias de Google, es un error que se paga con la invisibilidad, de nada sirve una espectacular publicidad si nadie va a verla.
Es por ello que lo mejor es planear una estrategia para el sitio que provea de información a los buscadores, lo suficientemente importante como para que las imágenes no causen problemas, introducir herramientas para que Google pueda clasificar el sitio y cubrir todos los ángulos que se puedan para no boicotear el proceso de clasificación.
Desde Datagestion, contamos con herramientas que permiten una convivencia entra imagen, publicidad, videos y las conveniencias de información a Google.
Las reglas de supervivencia de los negocios en la Internet han modificado las definiciones de publicidad, así como las estrategias de marketing, hay que replantear viejos esquemas y aprender a acomodarse a los criterio de éxito que imponen las nuevas tecnologías, de la cual, la más importante es el posicionamiento en buscadores.