Matar así, a sangre fría, saber que se está matando, saber que se es el asesino, saber que tenés esa capacidad de dejar el odio o el amor, para matar, para hacer desaparecer a alguien completamente, para dejar el rastro presente como cuando te cortan un órgano y aún se siente su presencia.
Matar deja una presencia más fuerte que el cuerpo mismo.
Matar el amor es el acto de entrenamiento del próximo asesino, te trasmite el rol de matar un futuro amor, te entrena para ello, te despierta a la idea de que vos también podés y querés matar.
El olvido no es más que la búsqueda de tu propia víctima.