El año mundialista suele llevar a reflexionar sobre este deporte tan popular, pasión de muchos escritores argentinos, sobre todo, que le han dedicado páginas especiales, también, de cierta manera, hay una relación entre estilo y pasión futbolera. La literatura latinoamericana, de hecho, le ha dado menos espacio a este deporte, que a su género más transitado, el policial.

Analizando el concepto, es como si leyendo un texto, se pudiera definir si el autor es un apasionado del fútbol o un muy buen observador de ese deporte, o de los personajes que cultivan el gusto por ese deporte.

Tal conjetura, por supuesto, es fantasía; sin embargo, hay autores, que por sus escrituras, anécdotas utilizadas en los textos, se vuelven identificable por la pasión futbolera, y aunque no lo parezca, otros que no; es común en las entrevistas a escritores, sobre todo a escritores argentinos, la pregunta sobre si le gusta el fútbol, es parte de un sello nacional argentino.

Así se llegan a sorpresas; la primera es que es una pregunta excluyente, no le preguntan tal cosa a mujeres; salvo que especialmente, en este momento, por ejemplo, cuando juega Argentina y hay una programación que incluye a mujeres escritoras, se podría dar el caso de la pregunta.

Siempre se vuelve al tema del género como si fuera un imán, no es posible pensar el mundo actual con un tipo de tema que excluya a mujeres, o por lo menos las mujeres no están dispuestas a permitirlo. Sobre todo porque de un tiempo a esta parte, hay muchas mujeres que gustan del deporte, y son tanto o más fanáticas que los hombres.

Entonces por qué no aparece en la literatura femenina, este rasgo de pasión por el deporte, no sé la respuesta; como tampoco sé por qué no se le ha ocurrido a algún país el formar un equipo mixto, mujeres y hombres; aunque sospecho que dejando de lado el argumento de la brutalidad en ese deporte, los hombres sostienen ese último espacio, en el que las mujeres no han mostrado mucho interés en participar.

Escritores fanáticos del fútbol, el más conocido es el querido Fontanarrosa, que dejó testimonio de esa pasión, no sólo en su obra, sino en cada entrevista de la que participó, sobre todo porque su particular forma de relato, era divertís, original y su calidez en entrevistas; pero hay otros grandes escritores, pensadores, de lo que se conoce poco.

Es sorprendente y poco conocido que un gran fanático del fútbol, era el célebre escritor Albert Camus, que en su juventud llegó a ser arquero.

Es notable la cantidad de grandes figuras de la literatura que declaran que si no hubieran sido escritores, serian futbolistas.

Otros nombres, fanáticos del fútbol, que sorprenderá a los lectores, por ejemplo,  Oscar Wilde, conocido por un temperamento delicado, quién diría que se interesaría por un deporte un poco desaforado y rudo.

Otro inesperado en esta constelación, fue Jean Paul Sartre, quién hubiera sospechado que el autor del existencialismo le pudiera dedicar pasión a este deporte, dicen las lenguas irónicas, que repetía la frase: “En el fútbol todo se complica con la presencia del otro equipo”; que es una forma inconfundible de las reflexiones en que suele expresarse este autor.

Otros como Walter Scott, que durante un tiempo fue cronista deportivo y le gustaba repetir la frase “la vida es como un partido de fútbol”.

Entre los latinoamericanos, escritores que me gustan mucho, Roberto Bolaño, el autor de “Los detectives Salvajes”, que en su libro de cuentos, Putas asesinas, incluye Buba, gran personaje futbolista que recomiendo leer por el apasionado relato.

Y, para no dejar afuera a las mujeres, una de las más importantes, Margueritte Duras, una de mis escritoras preferidas, le hizo un reportaje histórico al jugador de fútbol, Michel Platini, un dirigente del fútbol francés; el jugador tiempo después, admitió que no sólo no conocía a su famosa entrevistadora, sino que estaba desconcertado por su forma de hablar.

El futbol dejará anécdotas épicas, pero la literatura, cuando da cuenta de ellas, es cuando quedan en el imaginario de la gente, ya sea por narración oral y repetición de actos y sucesos, como por la participación de grandes nombres de la literatura que dan cuenta de ello.