Las librerías siguen siendo negocios prósperos y, sobre todo, uno de los más versátiles que existe.
Su adaptación al mundo virtual es evidente, y hoy en día podemos hablar de auténticas librerías electrónicas que, además de vender directamente sus libros al consumidor sin recurrir al pago de comisiones por su presencia en otro tipo de grandes o medianas superficies, comercializa también libros electrónicos u ofrece de manera gratuita la lectura de primeros capítulos de bestsellers o nuevas obras de autores y autoras reconocidas.
Por esa razón, hoy en día emprender en el sector del comercio editorial sigue siendo una buena idea, pues los beneficios resultan evidentes.
A pesar de que las librerías online están ganando terreno, pues es mucho más sencillo emplear préstamos rápidos en la creación de un sitio web debidamente posicionado y promocionado en buscadores y redes sociales, no cabe duda de que las librerías físicas siguen teniendo éxito.
Quien piense que se están quedando obsoletas por «culpa» de este nuevo y digital modelo de negocio, se equivoca, y no hay más que darse una vuelta por cualquier librería de ciudad, especializada o no. Las librerías físicas ofrecen alternativas de disfrute y compra que no pueden ofrecer las librerías online, sobre todo para los bibliófilos, y esta adicción a tocar y oler los libros en persona es demasiado importante como para no tenerla en cuanta cuando se invierte en este negocio.
Además, como idea de numerosos emprendedores, existe la posibilidad de destinar un espacio de las librerías físicas a la lectura sin costes ni compromisos, como algunas grandes superficies nacionales e internacionales.
Ocupar un rincón alejado de los clientes con sillones, mesas, lámparas y decoración hogareña para leer las últimas novedades, atraerá sin lugar a dudas a los principales clientes potenciales, que sentirán que su compra habrá merecido la pena si han tenido la posibilidad de hojear durante un largo rato el producto.
Además, el mobiliario de un espacio de lectura apenas ocupa una pequeña parte de los minicréditos que se inviertan en la adecuación del espacio de la librería. En definitiva, es un negocio todavía con futuro.