En literatura hay una palabra que ya, antes de apellido, es un sustantivo: Borges; se ha estatizado el sentido en un apellido, implica aspectos que tienen que ver con los niveles de lectura y una serie de complejidades que no menciono porque sirvió el ejemplo para indicar el mismo efecto en palabras como Picasso, Velázquez, ya no apellidos, sino sustantivos.
Los artistas plásticos de la actualidad, los que generan arte para ya mismo, no pueden actuar sin tener en cuenta las nuevas tecnología, aunque no sean utilizadas como elementos constructivos como en el arte binario o en el arte de la realidad virtual o realidad aumentada; se aprovecha en las nuevas formas de recorrer un museo, Picasso no está tan lejos como España, desde nuestro país, está a la vuelta de una dirección o búsqueda en Internet, del mismo modo que las muchas intervenciones o comentarios sobre su obra.
El llamado arte visual extiende sus soportes de difusión, la obra en presencia es siempre un sistema que involucra el cuerpo entero, en zonas que conscientemente no podernos definir, pero también es cierto que el paseo por arte, mediante páginas es un estímulo importante que alimenta ese deseo sobre la presencia frente a la obra.
Los recorridos visuales por las páginas de Museo es una de las actividades en crecimiento, entre las tendencias de visitas, así como el de páginas de artistas que van consagrándose con sus propuestas con premios, exposiciones y una obra artística que llega a una gran cantidad de espectadores que no asisten a los museos, pero sí a exposiciones.
La reflexión sobre las obras artísticas tienen que ver con la realidad actual, en algunos casos neutraliza la invisibilidad de aspectos sociales que la vida diaria no nos permite reflexionar.
El caso de la artista Silvia Albuixech, es uno de los que me llama a reflexión sobre una realidad a veces tan imperceptible que forma parte de un relato escondido e intimista que en algún momento se rebela.
En su obra, la reflexión sobre el consumo y su desperdicio, expresa en sus obras esa mirada específica del que mira de forma distinta, al que la velocidad de la cotidianeidad se rebela ante pequeñas semblanzas de la realidad que son el trazo, la huella que dejamos los humanos en nuestro entorno.
En el artículo Arte encontrado se expone esta singularidad de los objetos que se han desguazado y forman parte del espacio casual del descarte, no es otra cosa que una mirada atenta al espacio con el que convivimos con un profundo efecto sobre el entorno y, quizás, una reflexión sobre lo que la huella que dejamos impacta sobre el universo circundante.
Despertar, impresionar, incomodar, es parte del arte, no es necesario volver al pasado para recorrerlo, el arte de ya mismo, tampoco implica subirse a las tendencias que la evolución de la tecnología invita, ni la necesidad de ir más allá con las técnicas y las estrategias artísticas, a veces es esa simple mirada sobre el proceso del instante, en donde la mirada experta es innecesaria pero mueve la experiencia de la obra hacia el entorno, hacia el mundo, el arte en nuestro tiempo tiene una velocidad que suele exceder el de la escala humana, sin embargo la mirada reflexiva se toma su tiempo y reconoce la importancia del detenimiento en la obra, no sólo del artista, sino del espectador.
La obra crece con la mirada del espectador que comparte el valor del impacto de la obra.
Hay algo vivo, aunque invisible, en toda obra artística que logra involucrarse con el espectador para el cual fue creada.