Todas las partes que componen un edificio deben estar en buen estado, de lo contrario, los problemas se sucederán y, en algunas ocasiones, con resultados bastante graves, nos referimos, concretamente, a aquellos que pueden poner en serio peligro a quienes viven en él y a los viandantes.
Por ello, es imprescindible someterlos a un mantenimiento periódico, y desde el mismo momento en el que se observe cualquier pequeño fallo o avería, grietas, filtración de humedades, etc, proceder a su reparación antes que vaya a más y, en consecuencia, la rehabilitación de la fachada, o la rehabilitación de la cubierta, sea además, mucho más costosa de reparar y reformar.
La rehabilitación de una fachada que presenta grietas es una responsabilidad que tenemos que asumir para evitar el peligro al que quedan expuestos los viandantes, inquilinos y propietarios del inmueble; pero es que además, vamos a obtener un beneficio extra, la revalorización del inmueble. Al proceder a rehabilitar una fachada, es momento de aprovechar la ocasión para aplicar un sistema de aislamiento térmico y acústico; y, sabemos que un edificio sostenible, es un edificio que ve incrementado su valor en el mercado; además, al embellecer estéticamente la fachada, el inmueble luce mucho más atractivo a la mirada de los compradores y, de esta forma, están dispuestos a pagar más por su compra.
Una fachada en mal estado implica riesgo de desprendimientos y, en consecuencia, cualquier daño que se pueda ocasionar a terceras personas, va a suponer una indemnización; pero la parte económica, digamos, sería la menos grave, la peor parte corresponde al daño moral que hemos ocasionado por no poner solución a un problema que es nuestra responsabilidad y no haber puesto en marcha las obras pertinentes para rehabilitar la fachada en cuestión.
Las rehabilitaciones de edificios en general y las rehabilitaciones de fachadas y cubiertas, añaden bienestar y confort a quienes ocupan el edificio, mejorando, notablemente, su calidad de vida.
Además, estaremos de acuerdo en que es mucho más agradable pasear por nuestras ciudades y admirar la belleza de un edificio antiguo bien cuidado; realmente, es una forma de conservar la arquitectura y los diseños de antaño; las fachadas de los inmuebles de hace años tienen un carácter único, un sello particular que difícilmente podemos encontrar en las obras de reciente construcción.
La estética modernista, cosmopolita e innovadora tiene su encanto, pero las edificaciones antiguas cuentan una historia que no deberíamos dejar que se perdiese. La convivencia de ambos estilos arquitectónicos nos muestra el antes y el después de nuestra sociedad y de nuestra ciudad.