¿Tienes un pequeño huerto o una extensión más grande de tierra de cultivo y tienes dudas respecto a utilizar abonos orgánicos ecológicos o abonos químicos?
Pues bien, a continuación vamos a exponer los beneficios de los abonos y fertilizantes ecológicos.
De primeras, es obvio que todo lo natural siempre es mejor que aquello que se elabora en la industria. De hecho, un gran ejemplo lo podemos sacar de la gran bajada en los niveles de contaminación que el mundo ha experimentado a causa de esta situación de confinamiento, debido a las respectivas restricciones de actividades industriales, circulación de vehículos... Entonces, al margen de de todos los tristes acontecimientos que ha traído el Covid19 y que lamentamos, la terrible pérdida de vidas y la crisis económica derivada de esta circunstancia, lo único bueno que ha traído es la calidad del aire que se respira.
En la sociedad actual, de manera generalizada, se podría decir que el tiempo tiene demasiado valor, y no decimos que no lo tenga, pero tiene muchísimo más valor porque casi no disponemos de él, tenemos tantas tareas a lo largo del día, la semana, los meses, los años, que cuando tenemos un resquicio de tiempo libre, nos parece un milagro.
De esta valoración del tiempo, se deriva la necesidad de que todo se produzca, o se haga, desde el prisma de la inmediatez. Si un tomate necesitaba para su maduración un tiempo determinado, ahora lo reducimos al mínimo. Esta agilización de los procesos, da como resultado, un tomate que no sabe a tomate.
Si hacemos la prueba de cultivar en un terreno plantas de consumo alimenticio, tomates, lechugas, pepinos..., utilizamos fertilizantes y abonos ecológicos y dejamos que pase el tiempo que tiene que pasar para su crecimiento, hasta el momento que estén listas para su consumo, nos daremos cuenta de que todo tiene su tiempo y que la inmediatez, tanto en este caso como en otros, no da buenos resultados.
Los abonos y fertilizantes ecológicos son de acción lenta, pero prolongada en el tiempo. Con los abonos orgánicos ecológicos, la tierra de cultivo se nutre y se protege de forma progresiva, y la consecuencia, es un suelo productivo por mucho tiempo, tomates que saben a tomates y, algo muy importante, esta acción favorece la calidad de la atmósfera de nuestro planeta. Cuanto menor sea la cantidad de abonos químicos que se utilicen, más bajarán los niveles de emisiones nocivas para el medioambiente, derivadas de su producción.