Solemos pensar en los huertos y en los terrenos agrícolas como algo ajeno a nosotros, algo en lo que no participamos más allá de hacerlo como consumidores finales de aquello que se cultiva y, tras los procesos homologados de distribución correspondientes, acaba luego en tiendas, mercados al aire libre, supermercados y otras pequeñas, medianas y grandes superficies. Lo cierto es que esto se debe al modo de vida al que estamos acostumbrados. Ninguno de nosotros se cultiva y se gestiona su propia comida, en pocas palabras porque no hace falta. Sin embargo, lo cierto es que debería ser en todos los casos un ideal al que aspirar.
Claro que, para alcanzar ese ideal, primero hay que tener espacio y recursos; y segundo, conocimientos. Entre esos conocimientos se encuentra saber a fondo qué tipos de fertilizantes ecológicos existen, de qué se componen y cuál es su uso. El fertilizante será una de las bases esenciales a la hora de plantar cualquier cosa que queramos plantar, en este caso, verduras y hortalizas, y es importante saber a fondo cómo es y de qué manera se gestiona. En cuanto al hecho de que hablemos de abono orgánico ecológico, todo parte de la misma filosofía ética: la autogestión de la alimentación es una manera de cuidarnos a nosotros, usar procesos sin químicos ni pesticidas dañinos para la naturaleza es una forma de cuidar el medio ambiente.
No es fácil, por supuesto. Para poder disponer de un huerto privado, nos hace falta un lugar, mínimo una terraza o una pequeña parcela de terreno, en la que poder hacerlo. Después, utensilios y sobre todo tiempo, mucho tiempo. ¿Podemos soñar con un estilo de vida tan diferente a lo habitual teniendo en cuenta el ritmo de vida al que estamos acostumbrados? Tal vez sí o tal vez no, pero mientras tanto, sí que podemos hacer nuestros pinitos con el abono ecológico y las hortalizas plantando aunque sea una verdura.
Pero el esfuerzo personal y económico que debemos hacer no es poco, de modo que debemos asegurarnos primero de que somos capaces de abordar y finalizar la tarea.