Decorar nuestro hogar es sencillo cuando el proceso depende solo de nosotros. Conocemos nuestros gustos personales, sabemos cuál será nuestro estilo de vida, y por lo tanto es bastante sencillo indagar en tiendas online o físicas en busca de los muebles que más nos interesa tener en nuestro salón, en nuestra cocina o en nuestro dormitorio privado. Pero, y hablando de dormitorios, la cosa no es tan sencilla cuando vivimos con hijos e hijas adolescentes. Con los niños más pequeños todo es fácil, sigue dependiendo de nosotros, pero los jóvenes ya empiezan a tener y a hacer valer sus propios gustos y reclaman esa pequeña parcela de intimidad y control que es su cuarto.
Si tenemos planeadas unas reformas completas del hogar, por lo tanto, debemos aprender que no podemos imponer a los adolescentes por la fuerza nuestro estilo personal y nuestros cambios. Hay que dialogar con ellos. Tal vez estén bien como están, pero, si aprendemos a dialogar con ellos y a motivarlos, es posible que se animen y nos acaben diciendo cuáles serían sus estilos de dormitorios juveniles más ideales.
Aunque a simple vista todos los adolescentes nos parezcan iguales, un gran error que cometen muchas personas adultas, no lo son, sus gustos son tan variados como los de cualquier persona mayor. Pueden decantarse por muebles de dormitorio de estilo urbano y moderno, o incluso, pueden tener un aire más clásico, y la elección de colores siempre será diferente. También pueden necesitar un tipo de mueble concreto o tal vez no. Los adolescentes acostumbrados a dibujar o a hacer creaciones artísticas querrán un escritorio; los que se maquillen a menudo, un tocador, etc.
Hablar, por lo tanto, es la clave de todo el proceso, y todo ello mientras al mismo tiempo tomamos decisiones ágiles y veloces con respecto a otros muebles para el hogar. De hecho, si el adolescente o la adolescente, empieza a ver los cambios llevados a cabo en casa y ve que el proceso y la transición no son demasiado estresantes ni difíciles, ese hecho podría contagiarles también nuestro entusiasmo por el cambio. Hay que saber estimularlos.