Puede que en nuestro edificio haya una salvaescaleras, es decir, una silla elevadora mecánica instalada para que las personas con movilidad reducida puedan sortear la distancia vertical entre un piso u otro. Si nosotros no pertenecemos a ese colectivo, habremos pasado junto a la susodicha silla con el mismo desinterés con el que pasamos junto a un extintor, a menos claro que haya un incendio y empecemos a ver el extintor con otros ojos. De hecho, algo parecido puede pasarnos a nosotros si tenemos algún tipo de accidente y debemos estar un tiempo en silla de ruedas, o utilizando muletas. ¿Cómo subimos las escaleras entonces?
Será entonces cuando veamos las sillas salvaescaleras con otros ojos, empezando por la de nuestro edificio, y agradeceremos en el alma que a alguien, quizá los responsables de la construcción del edificio, quizá la comunidad de vecinos en sí, decidiera instalarla en algún momento. Lo que nos conduce a una de las máximas inviolables de la accesibilidad: los edificios y entornos deben construirse siendo ya amigables con las personas con discapacidad, y no adaptarse solo cuando aparezca alguna de ellas; porque, entonces, la persona que aparezca se verá igualmente perjudicada por mucho que tomemos en firme la decisión de mejorar los accesos.
Este ejercicio de concienciación empieza por nosotros y, muy importante, no tenemos que esperar a vernos afectados por un accidente que ojalá nunca llegue para empezar a comprender por qué es importante que invertir en salvaescaleras en Madrid y en general en todas las ciudades, grandes o pequeñas, del país. Lo mismo ocurre con las mascarillas, que actualmente nos parecen un elemento indispensable para evitar los contagios potenciales de la pandemia del coronavirus: no hay por qué esperar a contagiarnos para usar una, ya que, de hecho, el objetivo es evitarlo.
El objetivo de las sillas mencionadas, en definitiva y continuando con la analogía, es intentar por todo los medios que ninguna persona se quede en la estacada sin poder subir de un piso a otro. Los ascensores también son vitales, pero no todos los edificios tienen uno, o no siempre funciona adecuadamente.