Cuando nos invitan a una boda, solemos alegrarnos muchísimo, a menos que no nos gusten especialmente los eventos multitudinarios y sociales. Pero, aun así, la ocasión de investigar trajes barrocos y ataviarnos con nuestras mejores galas gusta a todo el mundo, más aún si el motivo es la celebración de la unión romántica permanente entre dos personas. Si esta sensación ya ocurre con los y las invitados/as, los protagonistas, por su parte, la experimentan por triplicado. En el caso de la novia, llevar un despampanante vestido blanco roto, y aun de otros colores menos tradicionales, es simbólico. Representa el inicio de una vida en común preñada de objetivos vitales y alegrías futuras. Pero ¿qué ocurre con el atuendo del novio?
Podríamos pensar que importa poco o, casi peor, no pensar nada en absoluto. A fin de cuentas, el emblema estético de las bodas siempre ha sido el vestido nupcial de la novia. Por suerte, esta percepción hace tiempo que está cambiando, y hoy en día, si hacemos una búsqueda relativamente rápida y sencilla en internet, no nos costará encontrar fastuosas, elegantes y coloridas colecciones de trajes para novios. Si nunca antes hemos contemplado de manera voluntaria dichas colecciones, a lo mejor nos estamos imaginando un conglomerado de trajes de chaqueta y corbata de colores monocromáticos, oscuros y apagados. Pero nada más lejos de la realidad.
Porque, en la actualidad, en cualquier sastrería a medida que se precie, además de considerar las mascarillas obligatorias de la pandemia de la COVID-19 como accesorio que, pese a todo, puede ser bonito y conjuntado, también será fácil hallar esos mismos trajes de chaqueta, pero de tonalidades brillantes, pastel o incluso entremezcladas de vivos colores. Eso sin mencionar los complementos más interesantes; desde los más sencillos y minimalistas, hasta los más extravagantes.
En conclusión, hace ya tiempo que el vestido de la novia dejó de ser, por así decirlo, la única joya de la corona de la moda en las bodas. Ahora, ellos también pueden presumir de trajes extraordinarios y adornos exquisitos. A fin de cuentas, en un día tan feliz e inolvidable, es lo mínimo poder aspirar a ello.