No percibimos lo importantes que son las salvaescaleras en Madrid hasta que ocurre alguna circunstancia que nos lleva a reparar en ellas y en su inestimable uso, tal vez por primera vez. Puede ocurrir si, por lo que sea, sufrimos algún accidente que, pese a no ser grave, nos impone una movilidad reducida temporal. Entonces empezamos a percibir varias realidades antes invisibles a nuestros ojos. Primero, el hecho en sí de que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, aunque no sea permanente. Si experimentamos angustia por desplazarnos en silla de ruedas o con muletas durante unas semanas o meses, y si ello nos obliga a considerar obstáculos difíciles de solventar sin ayuda, como las escaleras, desde otras perspectivas, deberíamos empezar a desarrollar nuestra empatía.
¿Hacia quienes? En general, hacia el colectivo de personas con movilidad reducida de manera permanente; y en general, hacia las personas de ese colectivo que viven en una ciudad tan masificada y tan llena de edificios como Madrid. Es tan fundamental que la capital, como paradigma del espacio urbano muy poblado, nutra de medidas eficientes de accesibilidad a estas personas, que hoy en día existen legislaciones estatales y normativas específicas que recogen claramente el presupuesto que debe destinarse, los objetivos y las medidas de desarrollo, y por supuesto los recursos de movilidad fundamentales en cualquier edificio de varias plantas. Es aquí donde se incluyen obligatoriamente las sillas salvaescaleras.
Podría pensarse que, en realidad, no son recursos tan fundamentales. Basta, a fin de cuentas, con la instalación de al menos dos o más ascensores, en especial en edificios públicos. Eso es solo cierto hasta cierto punto. Primero, si nos situamos en contexto, el aforo de muchos ascensores sigue siendo limitado debido a la pandemia del coronavirus; y segundo, ya a grandes rasgos, la arquitectura o la planificación de muchos edificios desde su fase de diseño no se presta a esta única posibilidad. Muchos edificios disponen de ascensor en la primera planta, y no en el bajo, y es entonces donde instalar salvaescaleras se convierte en una solución esencial. Como ya hemos dicho, en todas partes, pero sobre todo en Madrid.