Llovizna de eslabones
y salpicar largo de sombras
sobrevuelan la calzada
pavimentada con desolaciones,
prisión arrancada al viento
y corto atar alambrado
derrumban cantos de la nada
mientras derrotan al desaliento,
saltos libres de la mañana
que no se encarcelan en veredictos
y abren los brazos amargos
ante la ternura que canta como campana.
© Alfredo Cedeño
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