CEDIN lento pero firme, sin sobresalto y sin los problemas que auguraron los ms pesimistas.
El principal temor sobre la administración del CEDIN, era si se podrían convertir en dólares sin dolores.
Esto es, si podría realmente operarse como operación de blanqueo, sin pasar por la adquisición del inmueble y sin sufrir las consecuencias de la persecución fiscal.
Por el momento el mercado manifiesta amplia tranquilidad ya que desde ese punto de vista, los cuatro millones y medio que se convirtieron en CEDIN, volvieron a dólares, ahora blanqueados en un proceso sin mayores complicaciones ni fantasmas persecutorios.
Se concretaron pocas operaciones según la expectativa del mercado, pero ninguna de las agoreras predicciones que le adjudicaban a la inusual operatoria ha provocado problemas en la plaza, ni para el sector inmobiliario, ni para las operaciones en curso.
De todas formas, coincidiendo con el proceso eleccionario, y el retorno de la presidenta a sus funciones habituales, la cercanía de la temporada vacacional, sin demasiadas variables para un mercado en que se ha estacionado la cautela como una endemia.
Los que se animaron, es probable, aprovechando la timidez en las operaciones, consiguieron mejores convenios, y obtuvieron ventajas en la elección de la inversión, en un segmento postergado de menor de 100 mil dólares, se reactivaron algunas operaciones, que favorecieron a los que se animaron a aportar a la extraña modalidad de blanquear capitales, un austero permiso con que el gobierno espera recaudar moneda extrajera sin tener que recurrir a fondos de reserva.
Las empresas desarrolladoras, como Mazzei Propiedades, que están atentas a las resoluciones tienen confianza en que a la larga, en tanto los inversores cuenten con confianza en la ventaja de ser los primeros, el potencial de inversión se potencia.
El clima electoral y la ausencia de la mandataria, son elementos que contribuyen a generar un clima de cautela.
Aunque el problema del sector, viene de antes y siempre hay algún factor que incide en la confianza del inversor, la fórmula parece que es siempre esperar, sin embargo, los audaces, los que no esperaron, encuentran el modo de tomar un camino fino pero de grandes posibilidades.
No hay tal asunto de formas de pago, si en pesos o en dólares, como tampoco falta de herramientas, sin en CEDIN o con inversiones o con moneda pesos como en el caso de los fideicomisos al costo, la situación es más compleja, el componente principal: la desconfianza.
Ya hay también una idea que recorre el escenario: el CEDIN, es un modo de tener un inmueble en la caja de un banco o en el cajón de la mesita de luz.
Si su equivalencia se mantiene, es un recurso equivalente a un inmueble sin gastos administrativos, ni mantenimiento, ni sesgo geográfico, es un inmueble “virtual”, que se puede materializar en uno real en cualquier momento sin que pierda su poder de adquisición.
No deja de ser un instrumento cuya utilidad aún no se explota pero que puede sentar precedente para cualquier tipo de negocio.
En definitiva es una letra con valor.
En cuanto la desconfianza en ese instrumento de paso a la sensatez, puede formar una revolución en tanto modelo de descentramiento de la moneda o de las formas de pago.
Si el CEDIN es una moneda-inmueble, en conceptos es una emisión interesante para atesoramiento, del mismo modo que lo es el dólar, sin sus desventajas.