La simple mención de la palabra impuestos ha provocado un revuelo, y siempre que hay este tipo de menciones, alguien se beneficia apareciendo como el salvador con la simple fórmula de negarse.
Coloquen nombre a las personas que emitieron un mensaje, a los que se opusieron, y podrán establecer con claridad los actores de uno y otro escenario.
Pero en la realidad de la cuestión, pocos saben qué implicaría un tipo de impuesto como el que se da en llamar a los bienes personales.
La clase media, que es la masa que se ve impactada y a la cual se dirigen la mayoría de las acciones estatales es que reacciona frente a este tipo de propuesta, es la que produce recaudación y es sobre la que más se provoca insatisfacción.
La razón es que afecta a la médula misma del modelo económico declarado o supuesto, mismo en el discurso de la Presidenta que dijo: estamos en un modelo capitalista…
La situación es que el modelo capitalista tiene puntos en conflicto con el modelo socialista, principalmente el estado tiene un discursos de apoyo a los sectores sociales menos privilegiados y sean visto en la realidad acciones en esa dirección, lo que ha provocado un descontento más o menos generalizado entre la clase que subvenciona esa propuesta: la clase media, ya que es histórica las sinuosidades de que se rodea la clase alta para evitar verse afectada por todo tipo de resolución, encuentran el modo de sortear las acciones que pueden afectarlos negativamente, no sólo por tener respaldo para aguantar, sino porque encuentran el modo de aprovecharse de alguna manera de la situación, ya que, además interviene en los procesos de decisiones e incluso cuentan con personas en el corazón mismo de los sistema de decisión, llámese estado, llámese cámaras de comercio, de industria, lo que garantiza que las medidas, más tarde o más temprano los beneficien, con sólo modificar el modo en que la ganancia de producirá.
Mientras por un lado el modelo capitalista postula que el valor de los bienes lo determina el mercado, la propuesta del impuesto a los bienes personales es una forma de pago por bienes, sin valuación real más que las necesidades del organismo recaudador en inflar las arcas enflaquecidas por situaciones desconocidas o más bien incomprendidas, no sólo por el común de la gente, sino por los principales afectados: la clase media.
La palabra justo o justicia, no tiene aplicación para ninguno de los casos, para una economía de mercado el valor de los bienes es tan manipulable como el hecho de que el valor de los bienes esté dictaminado por un organismo estatal sin más representación que las necesidades de la recaudación.
Ambas situaciones son artificiales, en un caso hay una sensación de libre albedrío: el mercado del consumo, en la otra una sensación de acto de opresión estatal.
La situación económica mundial da muestras de enrarecimiento, en otras épocas, más consumos significaban bonanza para comerciantes y consumidores beneficiados con mejores precios, pero no es una situación que parezca darse.
Con la situación del dólar ha generado la idea de que el ahorro no significa ahorro, mismo en los bancos, las personas que tienen caja de ahorro porque sus movimientos no requieren de cuenta corriente, aunque el mercado lo obliga a alguna relación bancaria, tanto para sueldos como para cualquier relación de empresas de salud o seguros, los costos de la supuesta “caja de ahorro” son superiores en cantidad de dígitos importantes respecto a la supuesta tasa de recuperación.
La palabra ahorro ha perdido su completo significado, tanto es así que en las publicidades es fácil leer que usted “ahorra” si en vez de comprar algo directamente lo realiza a través de sitios Web u otros medios.
El movimiento de mercaderías, productos, bienes nunca ha sido tan elevado, sin embargo, los precios siguen un ritmo irreal, cualquier monto, para el consumidor, es inferior a los objetos que puede adquirir, de manera que la bonanza para los negocios parece asegurada, sin embargo el problema trepa en la escala de estamento económico, los comerciantes a su vez, están en el mismo proceso: mejor tener stock, y los que venden ese stock, mejor gasta en insumos y los que tienen ese insumo, mejor asegurarse la fuente y así, no parece que hubiera fin, lo que parece cierto es que estamos en una situación donde parece que el ahorro es inexistente, tenemos más objetos que futuro, un impuesto más afectaría definitivamente al comercio, al humor de los contribuyentes que ahora tendrían que dar al estado lo que están invirtiendo en objetos, arreglos, incluso en salud.
Esperemos que el retroceso en este proceso sea real y no una simple pelea entre perros que se pelean por el hueso aprovechando la poca visibilidad de la mandataria que da más señales de estar harta y marcharse y dejar el espacio libre para las tristes peleas de los que están pretendiendo quedarse con la torta.