Su aleteo de sombras perennes
no vio llegar el vuelo final
sus ojos se clausuraron precoces
y el pico colapsó su graznar.
Sueño permanente sin regreso.
Vastos caminos del abandono.
Raudo torbellino quebrantado.
Plumas agitadas en su inmovilidad.
Un lecho de hierba marchita
ahora te acuna con morbidez
acepta mi país a tu enlutado satén
e ingresas al barrio de Thanatos.
© Alfredo Cedeño
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