Las señales de bocados despiadados
latiguean el sereno centelleo violeta,
zarpazos caducos a la huérfana belleza
zopilotes acostumbrados al picotear,
alimañas que se alimentaron de ella
ahora se ocultan con alevoso temor,
tratan de escapar con su usual sigilo
tumbas a las que ellos creen escapar,
pero no pueden apagarle su ternura
porque mi tierra es de eterna ilusión.
© Alfredo Cedeño
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