Ellos van de uno en uno hasta hacerse río sin cauce
van a contracorriente y de temores escasos
con una diminuta mochila repleta de quimeras,
no saben dejar de subir buscando el cielo
y la duda la dejan al fondo de los socavones
para afincar sus pasos en heredad desmoronada,
bendita la buena hora en que te parieron estudiante
sobre esta tierra yerma y paisanos de poca moral
a quienes enseñas a desmontar el miedo.
© Alfredo Cedeño
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