Dos visiones que no tienen dilogo entre s, No Jitrik y Enrique Foffani, ste ltimo anacrnico, desactualizado.
La Feria del libro, ya se sabe, es una hoguera de vanidades; pero también un desafío para flotar en el mar de estímulos inclasificables que te sumergen en un vértigo del cual es difícil sustraerse.
Hay nombres que son garantías, por ejemplo, Noé Jitrik, afable, ameno, y sobre todo: sabio sin pretensiones.
Una cita obligada es asistir a cualquier evento del que Noé es invitado, una tiene asegurada una visión interesante y una actualización sobre literatura; Noé, siempre vigente, aporta, enriquece.
Por eso me sorprendió lo que encontré en la presentación del libro de Ana Pizarro, “Palabra, literatura y cultura”, coordinado por Alejandra Stevenson de la Universidad Hurtado de Chile en la Sala Domingo Faustino Sarmiento, a las 20 hs, del 25 de abril.
Lamentablemente, la convocatoria fue pobre. Luego del encuentro, el cual filmé en su totalidad –más abajo se encuentra el listado de links de videos-, justifiqué la situación, había gente que sabía más que yo al respecto de lo que escucharía.
No sé quién piensa la selección de personalidades para la presentación de un libro en el contexto de la Feria del Libro, pero espero no pasar nunca por la situación de Ana Pizarro, la autora, con alguien como Enrique Foffani. Los videos no me dejan exagerar, y no lamento mi opinión en caso de que los una alguna amistad.
Este señor se trepó encima de sí mismo, montándose en un mamotreto que había llevado escrito.
Sin conectar con el público, sin respirar, sin espacio para la reflexión sobre la obra que presentaba; un relato pormenorizado de una visión de la literatura, pomposa, descontextualizada del contenido del libro, que podía significar cualquier cosa, todo o nada.
En alguna ocasión, leí sobre esta persona algo respecto a la tumba del realismo, con un pretensioso análisis de la obra de Onetti, más bien refritos de otros textos que dan para la susceptibilidad; sin embargo, en vivo, la impresión de facsímil, dejó espacio para todo tipo de conjeturas, pero que reduciré a una: por qué un maestro como Noé Jitrik estaba adornando con su presencia y atención, un panegírico de tan poco o ningún vuelo.
Por qué un texto que expuesto por Noé Jitrik en forma coloquial, sensible a la obra, expresado con referentes temporales y literarios alcanzó una dimensión que parecía tan en reverso de lo macilento, indigerible y axiomático, leído por Enrique Foffani, sin diálogo con un texto que si fuera por él, nadie querría leer.
Me atrevo a pensar que el texto de Ana Pizarro merecía algo mejor, menos mal que la presencia de Noé Jitrik salvó esa posibilidad.
A pesar de los exitosos esfuerzos de Enrique Foffani por cavar la tumba de la literatura, el libro de Ana Pizarro gozaría de buena salud en tanto Noé Jitrik pudo salvaguardar airosa distancia con la visión de esta persona a la que de ninguna manera se puede sindicar como par.
En el video, Noe Jitrik, amablemente comenta lo leído por Foffani, para inmediatamente después colocarlo en su casillero: como si no hubieran pasado 20 años de literatura. Enrique Foffani, primer zombi moderno, le faltó el respeto a un libro que presenta entrecruzamientos mucho más prolíficos que su lectura anacrónica.
Listado de videos. Por razones de interés, ninguno sobrepasa los 5 min. (el número es una manera de comprobar que está todo el material)
Desde el lugar de la envidia.
Si tuviera la oportunidad de presentar una opinin sobre un libro y lo tuviera a Noe Jitrik escuchndome, me hubiera esmerado en la lectura del libro y tratado de elaborar un producto que fuera original y que introdujera algn aporte a la literatura. Nunca hubiera desaprovechado el privilegio si me diera el cuero.
En cambio, Enrique Foffani se present a s mismo, con un discursito elemental que encontrs en cualquier lectura, lo que me hizo pensar que o menospreci no slo al pblico, y al texto, sino tambin a No Jitrik y a Ana Pizarro, la autora.
No imagino que Foffani no tuviera conciencia de la altura intelectual de la mesa a la que fue invitado, lo que me queda es pensar que compartimos el mismo nivel: no nos da el cuero ni a l ni a mi. Lo que en un espejo distorsionado de una realidad improbable: bien poda haber estado yo en lugar de Foffani (Le pongo corbata el chancho, claro)
Foffani despe con una lectura pretendidamente acadmica, organizada, formal, aburrida y llena de lugares comunes.
Un desperdicio de momento. No es justo para los nadies como yo.
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