Muchos saben que lo que se habla en la pantalla se te mete en los sueños, y el inconsciente hace lo suyo. Si estabas mirando un programa de suspenso, tu lógica se mezcla con la lógica de la película, y pasa de todo, pero con un arma en tu mano, vos en el callejón oscuro, hasta que te das cuenta que no sabés qué hacer en el callejón, aunque se te cuela un poco de sentido común y pensás, el que lo sabe es el protagonista y sólo por un segundo te parece que se va a resolver, porque vos sos el protagonista, y entonces saltás a la salsa esa de la sensación casera y barata.
Si te dormís con la tv encendida, los sueños derivan en una especia de antesala de las publicidades, noticias y argumentos sin terminar.
Qué sale de ese menjunje además de una noche de mal dormir, una persona que a la mañana siguiente tiene ganas de beber esa gaseosa, comprar ese polvo que blanquea la ropa; al menos eso es lo que dicen los publicistas.
O es lo que les venden los publicistas a las empresas que ocurren, porque ocurren, aunque no esté demostrado que sea el momento del sueño donde ocurre el milagro.
Lo que sé es que dormir se ha vuelto complicado, y que una cantidad alarmante de personas que usan la tv para adormecerse, misma acción de cuando los niños necesitan que les lean un cuento para ir a dormir.
La reflexión final es que en definitiva, lo que más se le pide a la ciudad es silencio, tranquilidad y nosotros mismos construimos el ruido.
Un amigo me indica que es el modo de construir lo cotidiano, de espantar fantasmas, dice que el ruido de la tv, es el ruido de “todo está normal”, el adentro, lo que está todo bien.
En mi opinión habría que agregar que, desde las cavernas, donde el sigilo era una forma de no avisar al enemigo que estabas ahí, hasta la era actual, en donde el sonido del tv, hace lo mismo, le avisa a los enemigos que estás en casa, que si van a entrar se preparen para enfrentar problemas. Aunque las estadísticas indican que es un método ridículo, ya que a los ladrones, cuando estás mejor para que les puedas decir en donde tenes valores escondidos, hay algo atávico en la alharaca del ruido.
Como sea, dormirse mirando tv, es una mala costumbre, siembra ideas poco útiles y por lo pronto, nos vuelve consumistas.