Todo está complotado para inventarnos.
En la tv, todo el día nos martillan la cabeza ofreciéndonos conversiones a bajo precio.
Somos, si tenemos. El caso es que nos inventan delgadas, si tomamos no sé qué jugo, tenemos cierto estatus si usamos tal o cual teléfono y así, el pelo, las raíces, el color, la espesura de las pestañas, el olor de los pies, la ropa que usamos, la textura.
Estamos sometidos a decenas de mensajes que nos dicen que estamos incompletos, que nos faltan cosas que no necesitamos y sobre todo, nos hacen creer que con poco dinero las alcanzaremos.
Este modelo de consumo es creciente y escalable, pero si lo pensamos desde el punto de vista de recursos, no es posible estar sacándole y sacándole al planeta sin devolver nunca.
Todos los elementos modernos, la tecnología, y demás, son productos de una transformación, para la que se usó energía, pero no hay en esos medios cuidados en la devolución de lo que necesitaron para crearse, sino al contrario.
Recién ahora se está dedicando algún que otro espacio al tema de la basura tecnológica, que llega a montañas escalofriantes, como si fuera que es el único desperdicio.
Lo único que se puede indicar es que hasta ahora, el grado de contaminación de la basura tecnológica es alarmante, pero no indica que no haya habido antes.
El plástico, por ejemplo, que es tan difícil de degradar, inunda el planeta, tierra, mar, afectando a la población de animales, desde los más grandes que los tragan, hasta los más chicos que se asfixian.
Hay, a partir de abril un emprendimiento desde el gobierno Nacional que obligará a la población a ser más consiente de este mal que aqueja a la humanidad: el exceso. Y en esa dirección obligará a los comercios, supermercados y afines a generar una bolsa de plástico más durable, para que se pueda reutilizar, y tendrá un costo extra así la gente comienza a ahorrarlas realmente.
Espero que este no sea como otras cosas de las que la gente se queja, recuerden que todos los gobiernos son transitorios, pero el planeta es único, aún no tenemos donde ir.
Pensemos en dos cosas, la primera, dejar el planeta a nuestros hijos con algún recurso que ellos puedan disfrutar como ya hicimos nosotros; lo segundo, darles el ejemplo para que ellos aprendan que no necesitan tener para ser.
Que todo eso es vanidad, apariencia, y que a la hora de relacionarse en la sociedad, lo más importante es lo que tengan en el cerebro, que no es precisamente el celular más moderno, ni el MP3 última generación.
Estamos creando una sociedad de consumo en un planeta que ya no soporta ese comportamiento, y lo que es peor, con esta compulsión por comprar, los que se enriquecen, nos usan para ello, sin preocuparse de quedarse con todo lo que pueden.
Dejándonos usar de ese modo, es más pernicioso como que nos metan la mano en los ahorros que dejamos en los bancos. Esto último pasa, lo otro no.
Emprendamos un cacerolazo contra el consumo.
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