Sobre el futuro de los sistemas nunca ha sido posible inferir qué ocurrirá, siempre nos sorprende algo, quién iba a imaginar lo que resultaría en redes sociales, allá y hace tiempo los que pululábamos por el IRC, un medio que pocos conocíamos y que requería de ciertas destrezas para ingresar al mundo de la “sociedad” en la Internet oculta. Lo que pasaba allí, era indescriptible y sin duda una experiencia motivadora que alguien llevó a la flotación pública, las redes sociales.

Mientras, como en un haz de sucesos lo que se mantiene es que el que tiene los contenidos es rey, el que los genera, está el escalón del esclavo, la mayoría inocente; aspecto que rápidamente comprendimos los SEO posicionamiento, los que administran y generan recursos de contenidos para el posicionamiento en buscadores.

Entre las diversas formas de adquirir contenidos, desde las reducidas palabras que se colocan en los buscadores, llamadas palabras clave, hasta las elaboradas conversaciones en Facebook o las 140 de Twitter, no son más que formas de recolectar lo mismo: contenido.

El contenido es rey, pero la gran mayoría contribuye bajo el efecto hipnótico de “socializar”, que no es otra cosa que el impulso construido por los que estudian los métodos que se asegura la provisión del oro virtual: el contenido. No menos importante son los sistemas que clasifican esos contenidos, bajo ideas, conceptos, formas, errores de construcción gramatical, errores de ortografía para encontrar la idea a que refieren los conjuntos de consultas e incluso la construcción del sentido en artículos de prensa, comentarios, y conversaciones.

El proceso de clasificar, regular, colectar, interpretar ese contenido se vuelve cada vez más complejo, pero la tecnología está al servicio de ellos. Cada aplicación que quiere entrar al proceso debe proveer recursos para ello, lo masivo no es sencillo de administrar, no son meros recursos de almacenamientos, sino de volumen, de calidad en la trasmisión, el traslado de datos, los procesos a que se someten.

En cada punto de estos procesos hay tecnología en desarrollo para sustentarlo, mejorarlo, aprovecharlo.

Los medios de almacenamiento están siendo “acomodados” en la nube, los recursos individuales están llegando a los límites, y esos límites cada vez en más corto tiempo. La movilidad en las redes y en los medios de noticias, o los que desarrollan contenidos de artículos, están llevando el concepto de contenidos más allá de lo que la evolución tecnológica ha previsto, y empuja la carrera de los medios de almacenamiento.

La capacidad de persistencia de datos siempre ha sido el horizonte de la tecnología, la red no olvida, salvo que su tecnología no acompañe el proceso de la colección de datos.

La gestión del almacenamiento es la próxima generación de recursos, porque de ello depende el posicionamiento web, ya que el objetivo final de esta carrera es el usuario que busca y necesita encontrar rápido, de calidad, en cantidad aunque breve y lo más preciso posible.

Todo lo cual deberá ser provisto por la abundante cantidad de contenidos que permita que los procesos de evaluación funcionen lo más parecido a esas formas de búsqueda.

Otra característica importante, es el límite de los usuarios, que no sólo plantean migrar sus contenidos a medios compartidos, en servidores que lo permitan, sino que lo que se intenta es que sean públicos, de esta manera la reducción de costos no es sólo para el usuario, sino también para los modos de colección de datos.

El almacenamiento de datos externos es un proceso en escala global, tanto debe aportar al conocimiento y clasificación si son en un idioma como en otro, o de una modalidad y utilidad como de otra, en otras palabras, se parece bastante a la unificación del lenguaje que siempre se ha pretendido, el esperanto, con el que los habitantes del mundo podríamos entendernos sin necesidad de los idiomas de cada país.

Ya hay procesos que proveen servicios de almacenamiento masivo, bajo estructuras de datos integradoras que se diseñan en base al conocimiento ya captado por los medios actuales, sitios, redes sociales, medios de prensa; que prometen la sistematización organizacional, que es uno de los débitos de los usuarios en general, cómo aprovechar los contenidos, dónde, para qué usarlos son la promesa de los nuevos métodos de almacenamiento.

Aún queda una cuestión que siempre estará en la agenda de los desarrollos, la seguridad, no sólo en la fuga de contenidos, sino en el hardware; por el contrario de lo que se cree, los medios magnéticos no tienen buena vida útil, baste decir que los discos Cd tienen una vida útil de 5 años, con mucha suerte, cuando comienzan a degradarse, es por ello que hay que migrar permanentemente los contenidos, no hay unidades, por ahora, que resulten buenas en el tiempo; mientras en lo individual los usuarios pasan copias entre discos, en la nube o nuevos medios de almacenamiento, se supone que ellos incluyen esa seguridad de persistencia. Aunque el usuario final no piensa en ello, sino que usa el servicio inocente de los riesgos, en la realidad del almacenamiento en servidores de datos, no está todo escritor con letra chica, sino meramente supuesto.

Mantener los datos es el desafío tecnológico por delante, aún no resuelto a la medida económica necesaria.

Si la internet nos ha dado la impresión de que todo es barato, gratis o fácil, en realidad es una ilusión perfectamente disfrazada, el oro virtual es nuestro tiempo, el que usamos para generar contenido, lo necesario para crear ese contenido, las lecturas y búsquedas para ello, sea para un artículo, sea para una conversación, sea para fotos, videos, links, para todo ello, somos nosotros la fuerza laborar invisible. No es gratis, utilizamos el valor más importante de todos: tiempo; el que no se recupera, sino que queda atrás.

Los medios de almacenamiento gratuitos son un sucedáneo, una zanahoria.

  Ana Abregú

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Ana Abregú