Algunas veces definido como la rebeldía en las formas, el arte abstracto vino conmover el lenguaje de la pintura, bajo la sensibilidad de artistas que concibieron las formas, los colores, la geometría incluso, como bellos en sí mismos, sin representación figurativa.

El arte abstracto es una puesta en escena de formas, colores, que sin ser figurativos impacta en los sentidos de formas que son difíciles de verbalizar, que es quizás el logro mayor del arte, dejar que los sentidos, sin palabras, se conmuevan.

El arte abstracto con es un concepto moderno, quizás sí su teorización, pero ya en la antigüedad, se percibía esa magia en las líneas sin representación, como por ejemplo en la caligrafía; un arte que subsiste a pesar del reemplazo de la forma escrita por el uso del teclado.

De hecho, precisamente la grafía de las letras en computadora, reservan esa tendencia creando letras que llevan más allá el arte caligráfico y hay centenares de letras, los Font, que intentan recuperar la belleza y creación de nuevas formas para escribir.

La belleza de lo abstracto invoca a sumergirse en una ilusión donde los sentidos se sueltan a nuevas formas de vivir la realidad; es quizás una rebelión contra la realidad, no por buena o por mala, sino porque una de las características del artista, es justamente buscar nuevas formas de expresarse.

Vimos el libro de la artista plástica Silvia Albuixech, donde colores y formas con significados en un lenguaje visual propio del observador, se encuentra con el título del cuadro, que incluye la palabra tiempo. Un sistema de conceptualización que somete al cuadro en una dirección transitoria y voraz como el tiempo, y así mismos es el impacto de la obra de esta autora.

Con estructuras cromáticas que profundiza en el valor del volumen, como formas en que se manifiesta el tiempo.

El magenta como acentuación de lo onírico, vivo, vibrante; la obra: Retratos del tiempo V, de la serie tecnología y sueño; maquinaria que invade el mundo hipnótico del sueño.

El poder expresivo de la estilización de las líneas, sobre o fondo de un colorido ávido en expansión, sobrecoge por la sugerencia de inminente movimiento.

Elementos que se reconocen en esta artista tucumana, como una marca de penetración en el mundo del arte.

Esta obra, dentro de alguna clasificación de arte visual, adhiere a expresiones del Neoplasticismo, se rige por reglas matemáticas, y geometría simple tan propia de los objetos como maquinarias, sin serlo; invita a una realidad más allá de las formas, apela a inquietar esa parte de la percepción del color como elemento puro, tan propio de los sueños lucidos.

Tan solo mirar esta obra y dejarse llevar hacia las profundidades de un abismo instantáneo es un placer para los sentidos.

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