Se puede intentar abstraerse del mundo, de sus realidades e incluso de los modelos físicos con que la naturaleza nos incluye; una reacción que converge en la corriente artística del informalismo, un período en que los artistas plásticos, inmersos en el mundo de la posguerra, borroneaban la realidad, y a su vez, expresaban el estupor de la sociedad frente a un futuro incierto.
La creación por el puro goce estético, sin representación figurativa, se introdujo en las obras como un modo de neutralizar los horrores de la guerra.
Los movimientos artísticos, no sólo cuestionaban la moral de la guerra, sino también anular las imágenes del horror, el vacío de propósitos vanguardistas inició una resistencia que comenzó casi con unos pocos artistas, Mondrian, Miró, la abstracción geométrica artística que venía a colocar un orden estético basados en colores primarios y figuras geométricas, un intento de contrarrestar las imágenes de referencia con espíritu dramático derivadas de las situación de la posguerra.
El mundo estaba abierto a una narración alternativa que provenía del arte, el los artistas plásticos funcionaban con propósitos innovadores y una creatividad lujuriosa en el uso de colores.
Los escenarios del mundo abrieron, a su vez, la atención a esta estética que proponía desmoldar el privilegio del detalle que imperaba desde los clásicos, e incorporarse como una revolución, tal como ocurría en otros campos del arte, la arquitectura, la literatura.
El auge creció desde los años del fin de la guerra, 1945 y por años, una burbuja creciente de apogeo artístico.
Espacios y planos irreales, con elementos y texturas circunscritos a la forma, con un relato artístico que realza la importancia de los planos por sobre la coherencia espacial.
La propuesta del encanto de las siluetas básicas captura la atención estética y los artistas se suman con entusiasmo, serían incluso, los antecedentes del arte óptico que luego daría marco de referencia a una pintura que tendría como objeto el componente luz, contraste, opciones de la física en relación con la geometría.
El arte geométrico, con delicadeza y precisión, presentó la geometría con una expresividad que pronto comenzó a intervenir en otras propuestas, una mezcla interesante en el mundo figurativo cuya máxima expresión se dio en Vasili Kandinsky con sus rostros enmarcados en arte geométrico, lo que hacía resaltar la perfección de los rasgos, además de las poses peculiares. Rostros y figuras geométricas conformaron una propuesta que lo convirtió en un artista único, además de la incorporación de colores dorados, oro, como parte de una iluminación sobre las formas que luego serían, también, un factor distintivo en el Op art, el arte óptico.
El advenimiento del arte geométrico condujo a la experimentación con las formas, más allá de la realidad de la perspectiva, diseños con libertad, colores primarios y gran expresividad en la exteriorización de un pulso creciente en liberar de los límites que imponían los mismos marcos, sin principio ni fin, el arte geométrico devino en una adhesión entusiasta.
Puntos, líneas, círculos, formas geométricas básicas, como si intentaran recomenzar el mundo nuevamente, desde sus formas primarias hasta complejizar e incluir al hombre, en cuadros como El beso, uno de los más famosos de Kandisky.