El arte y el vacío 3/4/2019
Silvia Albuixech artista plástica
Arte abstracto

El arte simbólicamente influye sobre la percepción del observador, la influencia sobre la influencia de la existencia es tema de debates, mientras, tomar la posición del arte implica que ningún por qué peculiar implica respuesta a los efectos del arte.

El arte es porque sí, los artistas plásticos adoptan esta postura con mayor naturalidad que los críticos, y el público, queda expuesto a los efectos metafísicos, con mayor o menor efectividad, lo cierto es que el arte lo único que conjura es el vacío.

El arte es metafísico, no tiene, por ahora, explicación, se pule, se avanza sobre el paladeo de sus peculiaridades, pero la creación artística es un lenguaje entre cuerpos y entre percepciones.

Sin embargo el hombre necesita calificar, las obras están sometidas a la comparación, a sus reflejos, a las tendencias y la representación con que intentan explicar al mundo sus esencias.

El arte, luces y sobras del impacto en los espectadores mueve sus representaciones en diversos niveles, identificarlos queda en la capacidad del observador, las reflexión sobre la obra es prácticamente ajena a los artistas plásticos.

No sólo el espectador participa de la puesta en escena de la obra, también el recinto donde se muestra, el entorno que lo orbita, incluso, las otras propuestas artísticas que acompañan la obra, la mezcla, incluso, arte pictórico y escultura, por ejemplo, un maridaje interesante.

La exposición del arte no es sólo una exposición de la obra, lo es también del artista, de su vida, su visión; abre sus interioridades en esa expresión que se vuelve pública.

El vértigo de la obra se multiplica en tanto los espectadores la adoptan.

El sentido de la vida, el vacío, se exalta mediante la obra explícita, neutraliza sistemas de realidad, para asignarle palabras abstractas, belleza, sentido, poesía, más que elogios son características que compiten con el vacío, con sustancias incorpóreas; la experiencia sensorial.

El arte reside en el vacío, y sin embargo, lo anula.

La carga de la obra de arte, en todas sus formas, es un producto de naturaleza arcana, es un territorio de la metafísica.

La exploración del arte, así como la apreciación del arte, son actitudes frente a la perplejidad que nos asedian sobre la existencia, el arte es porque sí.

El desafío de los artistas plásticos es impactar con sus producciones a un espectador que, por su parte, trae su propio bagaje de experiencias artísticas.

Sin importar la impronta del espectador, la obra se mueve por sus propias vías de propagación, aunque, así como en Literatura, en Filosofía, cuando más artículos críticos produzca, cuanta más originalidad, y sobre todo cuanta más visibilidad logre una obra de arte, mayor será su grado de influencia. El valor agregado de la admiración, lo que produce que se intente describirla en palabras, convierte a la obra en punto de acumulación, mayor interés produce.

Cuando los artistas intentan rechazar la crítica es un reflejo de protección, para que la obra cobre el vuelo necesario, el de innovación, originalidad, el arte requiere de la libertad del artista, que es a su vez, el modo de llenar el vacío.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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