Un paseo de olfato por el arte 5/20/2019
Silvia Albuixech artista plástica
Arte abstracto

Se sobreentiende que por el arte se pasea con los ojos, pero tal cosa es una simplificación fácil de rebatir, por el arte se pasea con los sentidos, el tacto e incluso, como producto de la modernidad, por los olores, de hecho hay obras que huelen. También, los escritores dan cuenta de un placer entre olor y tacto, al acariciar libros.

Una sensación que me asedia siempre es la intención de tocar la obra, imagino que no estoy sola en ello, ya que por algo prohíben tocar las obras en museos y exposiciones.

Los artistas plásticos dan cuenta de la sinestesia que produce el arte, tocar los colores, sentir los elementos para construir la obra, sentimientos táctiles que posiblemente se traduce en alguna característica de la obra.

Dalí era conocido porque le gustaba pintar desnudo y no está documentado qué hacía para que ocurra, pero en Diario de un Genio, escribió que le gustaba ser asediado por moscas, mientras pintaba, algunos de sus biógrafos asumen que ese roce, el impacto inesperado producía en el artista un estado especial que se manifestaba en su pintura.

El trazo, la textura, desde el tacto y el olor, es también prerrogativa de otras artes, como la de los cocineros, los escritores; es entonces otros sentidos bajo los que cae el espectador, aunque no los perciba.

El olor remite a experiencias que quedan registradas en el inconsciente, tal vez detonan inclinaciones benevolentes con una u otra obra de arte, efecto al que llamamos gusto por no poder ponerle nombre o explicación.

Hace un par de años, en España, se realizó una exposición en una galería de arte cuya propuesta era impactar el sentido del olfato del espectador.

Entre el tacto, los ojos y el olfato se establece una interrelación aparentemente invisible, que se propuso expandir la experiencia sensorial del arte, con relevancia en el olfato.

Así como Kandinsky afirmaba que podía oír colores, otros artistas pueden olerlos, y seguramente una gran cantidad de espectadores sin poder definirlo.

Los científicos afirman que el olfato es el actor principal en el escenario de la memoria, de hecho, sin olfato, parece que la memoria se deteriora rápidamente y conduce a la locura, de manera que en la vida diaria, el olfato es un factor importante para definir gustos y decisiones; en el arte, aunque imperceptible no debe quedar fuera de la definición de experiencia artística.

En el olfato se apoya la memoria para detonar experiencias personales, lo sentidos alcanzan un punto de gran placer, a través del olfato, por ello, la industria de la perfumería es considerada un arte exquisito.

La industria del olfato ha alejado al hombre de la experiencia natural de los olores, los convierte, los confunde, los especializa, el arte pictórico no tiene por qué quedar fuera de ello, al contrario, probablemente se suma con sus propios enigmas, esa cosa del arte de impactar y hurgar en nuestras interioridades sin pedir permiso e inesperadamente.

Bajo esta perspectiva son conocidas las obras del artista brasileño Ernesto Neto, que en una exposición dotó a sus obras, con un material textil con olor a clavo, comino y cúrcuma, una propuesta revolucionaria; así como la de la estadounidense Pae Whife que presentó, en una exposición estructuras que emanaban el aroma de lo que representaba, cables, metales, con olor a resinas.

Pienso que es un área poco explorada por los artistas plásticos que abre nuevas experiencias artísticas.

Tal vez en una próxima visita a un museo digamos vamos a “oler una exposición” en vez de a “ver una exposición.”





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