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En ocasión del artículo sobre De qué se hace la literatura, surge la idea de un brumoso campo de legitimación literario que parece ajeno a las posibilidades de textos de autores desconocidos.
Lejos de esa interpretación, lo que intentaba trasmitir es que los dispositivos de lectura van de la mano del proceso de lectura, que es a su vez, el “manual de consulta” con que nuestro criterio se va formando.
He recibido comentarios sobre que la opinión literaria en base a lo ya sugerido por otros lectores se puede interpretar como un manual de instrucciones. Nada más lejos de lo que pienso, pues las lecturas pueden ser múltiples y diversas, no hay por qué apegarse a una sola. Para sostener mi postura presento el siguiente ejemplo al respecto.
El siguiente texto, del poeta Carlos Loran, me servirá para desarrollar una forma de encontrarle un sentido a un texto, que no excluye otras. De la lectura personal, dependerá el sentido de un texto y por lo tanto su potencia para conmover.
Sobre la poesía ya he escrito en otras ocasiones, para mí, su fundamento está en el lenguaje secreto que cada uno descifra y ya daba cuenta de esta inquietud en el artículos: La poesía y su expresión, Trilce, entre otros.
He elegido este poema porque a pesar de haber reflexionado sobre él, aún encuentro enigmas, y recovecos, de manera que no hay forma de cristianizarlo en un solo sentido, lo que lo convierte, en mi opinión en un excelente texto.
Kohlhõkestrasse
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por Carlos Loran
En la calle del carbonero deseé su palidez
Las venas grises como un mapa al interior desnudo
Recorrí
Callejones y un atajo
La ciudad cerrada
Entonces como siempre
Él y yo en el barro
Llevamos bajo el brazo las bolsas negras
Hasta dejarías a los pies de su puerta
Mármol de grises vetas
Como la nieve al suspenderse
Y nos queda el frío
Más allá del dispositivo de lectura de la realidad: el narrador encuentra un carbonero en la calle, lo sigue y ayuda en su labor; la polisemia, la multiplicidad de sentidos, los códigos simbólicos, el aspecto social y los aspectos existencialistas del texto, abren su sentido en otras opciones.
En la primera línea deseé su palidez es una sugerencia sexual ambigua
En la siguiente, la polisemia de como, que se puede interpretar como comparación o como el verbo comer. Lo cual es otra pista sobre la interpretación sexual, sobre todo cuando en la misma línea aparece la palabra desnudo
La inminente línea Recorrí, desnudo/recorrí, impone una sugerencia del uso de las manos o de los ojos, no se aclara cómo.
Él y yo en el barro: sigue en la línea. Lo cual refuerza la percepción de inquietud.
En ese sentido hay un recurso interesante sobre el significado. El pronombre de la última línea nos aplica a la ambigüedad.
Desde la línea de El y yo.., la tensión se afirma en la sensación de frio, mármol, nieve, frío.
Hay un juego entre palidez, nieve, mármol, frío.
La doble interpretación, sin decantar, ni confirmar; lo interesante precisamente es la incomodidad de no saber si …,qué se quiso decir; pero esa ambigüedad es precisamente lo sugestivo de la propuesta.
En ciertas ocasiones, ante comentarios como estos, se puede inferir que una explicación del poema cristaliza su sentido y se desmorona la ambigüedad que lo convierte en un texto potente.
Para evitar esa discusión, y desestimar tal simplificación, incluiré otra interpretación posible, con tanta o más interesante sugerencia del poema, pues cuenta con muchos indicios desde un punto de vista simbólico.
El escenario podría corresponderse con el de la creación.
Carbonero, carbón, carbono, podría hablarse del ser humano, como una sinécdoque de lo que somos, criatura en proceso. El creador y desnudo/recorrí, amasando su obra, ambos en el barro.
Callejones y un atajo, como en los laberintos, el atajo es siempre por encima de ellos, podría significar unaa metonimia sobre la similitud del diseño humano, la forma del cerebro, los intestinos, el entramado biológico, el ADN.
El sentido de las bolsas negras, la carga de la vida, el peso, el tamaño, en el origen de la oscuridad.
Puerta, como todo objeto de dos caras tiene un potencial simbólico, en cada una hay un matiz de totalidad, y de separación de un reino, y de otro, la relación de dos caras, de dos; con el mundo no es ajena al binario, el lenguaje primario, las estrellas que se prenden y apagan son el lenguaje del universo. Una puerta es una desigualdad, una separación de medios, la muerte y el renacimiento, que a su vez es la interpretación del laberinto de la creación, el transcurso entre callejones y atajos, la ciudad cerrada, la muerte, el fin, la clausura.
El mármol es una roca caliza, fría, que se emplea como material de construcción, el constructor coloca un toque de dureza en su creación, de belleza, quizás piadosa, ante la oscuridad del nacimiento.
La criatura emerge a la luz, como la nieve al suspenderse.
La ubicación espacial de la palabra Recorrí, la hacen especial, puede ser recorriendo, caminando, recorriendo con la mirada, recorriendo con las manos, sin dejar de lado el volver a correr, una acción que se repite.
Lo que aporta al clima diferentes aspectos de los sentidos, mientras hay palabra que apela al tacto de las manos, del cuerpo, también puede entenderse que incorpora la mirada.
Las partes del cuerpo, venas, brazos, pies, ofrecen un sentido de relación corporal con el texto, de poner el cuerpo, el cuerpo de la letra.
Hay un trabajo desde el punto de vista de la Neurolingüística, que instala subrepticias sensaciones y construcciones inesperadas.
En la call(e de)l carbón(ero des)eé su palidez
Las venas gr(ises) como un mapa al interior des(nudo)
R(eco)rrí
C(alle)jones y un a(tajo)
L(a ci)u(dad) c(errada)
Entonces como siempre
Él y yo en (el ba)rro
Lle(vamos) b(ajo) el b(razo) las (bols)as neg(ras)
H(asta) dej(arías) a los p(ies) de su p(uerta)
(Már)(mol de) gr(ises) vetas
Co(mo la) nieve al sus(pender)se
Y nos que(da) el f(río)
Desde otro punto de vista, la palabra de deseé, resulta en una elección preponderante por estar en la primera línea, en el contexto de la neurociencia, propone que nuestros condicionamientos biológicos, actos, acciones, escribir, se encuentran condicionados por el deseo, alrededor del cual el intelecto acomoda las razones, las intenciones, y los contextos con que se desarrolla una determinada operación en el habla o en la escritura. La palabras deseo es como revelar explícitamente la naturaleza del propio texto, la voz poética se despliega en una aceptación de la estructura de la fonética implícita en la intencionalidad del género poético.
Bajo esa lupa,
..deseé su (v/p)alidez
Las (p/v)enas grises …
Y de ese modo, la construcción se hace visceral, y el juego de la fónica interfiere en el significado.
Luego, hay un profundo rigor en la presentación del aspecto social, lo gris, el negro, el frío, el barro. La elección del personaje, poético en el imaginario, inexistente en la actualidad, invisible en el contexto de la noche. Es tangible la visión social que presenta el poema, otra de sus lecturas potenciales.
No creo que sea posible cerrar el sentido, ninguna lectura explica el texto ni cierra la operación del sentido o la intepretación. Este poema exhibe sus condiciones, emitiendo signos sin interferencias con su lector.
El poema me pareció valioso, me llevó a muchas reflexiones y al asombro de encontrar que en algunos textos escondidos detrás de la simpleza hay un mundo literario muy interesante.
Entre los enigmas a develar destaco el título del poema, al que le asigno el nombre de Carbonero en Alemán, y del cual no he comentado nada. Quedará para el lector encontrar su propia interpretación, pero dejo la señal de que ni está todo dicho o lo dicho no abarca a este texto.
Habrá que animarse a interpelar este poema bajo otras operaciones de lectura, y posiblemente no terminará de sorprendernos.
Establezco primero mi admiracin por este anlisis.
De todos modos no puedo dejar de citar a Tennyson que deca de los crticos son los piojos en los rulos de la literatura.Aunque tal vez sea falsa la cita.
Si la intencin era realzar el poema, est logrado, si se mide por la calidad del excelente comentario.
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