Relato, cuento, Ana Abreg, escritora argentina, literatura latinoamericana
El pixel, elemento díptero, aplicado al universo plano de la pantalla, que disfruta de dos o varias vidas, donde al menos una tiene influencia y parentesco social con el hombre; a veces, de generación espontánea, elemento de cognición que produce un efecto de intromisión superior al de un insecto.
A veces camuflado de vida efímera, muta, digiere porciones de la pantalla, degenera en prodigarse en su modo de penetrar la conciencia, astuto, perceptivo, de hábitat ambiguo, la pantalla o la retina, ataca en su versión coprófila el nervio central del ser, la falla interna, el significante vacío de nuestra materia gris.
La duda es si estamos viviendo dentro o fuera del objeto pixel, con capacidad de reiniciar el mundo bajo la inflexión de la realidad fuera de las pantallas.
El hábitat de pixel, se está convirtiendo en indistinto, fauna de pantalla o territorio hiperdesarrollado de la retina, el pixel, pandémico, se multiplica.
El pixel, igual que nace, conspira, iniciando un proceso de intervención en el mundo en el que le toca persistir: nuestra atención.
Anarquista, se agazapa, camuflado, larvario, integrándose como epicentro de un género impasible, libertario, se postula para heredar el planeta, desplazando a la candidata por defecto, la cucaracha.
El pixel está capacitado para resistir hasta la lluvia ácida de la guerra nuclear.