Relato, cuento, Ana Abreg, escritora argentina, literatura latinoamericana
La guerra nuclear, siempre ha sido un tema en la agenda de los poderosos, idea que toma cuerpo en la construcción de un búnker antinuclear, pero ninguno lo ha admitido; son cosas que se revelan con el tiempo, cuando además de desenterrarlos, queda un relato rebotando entre sus paredes hasta que alguien, con vocación de arqueólogo las oye.
En las paredes del búnker de Perón, ubicado en el subsuelos de la manzana de Av. Alem, Av. Córdoba, Bouchard y Viamonte, el que quiere oír, oirá, dicen, la voz que desde la piedra dice que en 1955, vio pasar al General, durante los bombardeos, mediante los túneles interconectado desde la casa Rosada.
Tal hecho es negado oficialmente, no se sabe si es porque perturba la imagen de Perón, como si el protegerse tomando un atajo hacia la seguridad del bunker, pusiera en duda sus cualidades de líder o porque es confuso el relato de los ecos que se dan en el lugar; dicen, por errores constructivos se ha formado una cinta de Moebius, y aún se escucha las reverberaciones de los pasos que transitaron por ella sin poder salir; el sonido quedó rebotando y volviendo a ocurrir indefinidamente.
Los planos del búnker, han sido alterados, degenerados, negados para borrar el hecho, no el edificio, sino la impronta del mismo Perón.
Simpatizantes, investigan el sitio, pero nadie encuentra el modo de acceder al laberinto, donde dicen, garabateando en las profundidades, se oyen los pasos del General, en el mundo inverso de los subsuelos, esperando ser liberados.