La noticia de una beatificación, es una de las evidencias de penetración de la religión en la sociedad más impresionante. Hay serios problema de terrorismo en Gaza, pero esa noticia ni siquiera se comenta en la mayoría de los diarios locales del mundo y en algunos nacionales. Entre dos actos creados por la fuerza de la religión, cuya herramienta es la fe, la beatificación coloca en movimiento una maquinaria aceitada que envidiaría cualquier político.
Colores, brillo, calor, sacrificio, son los ingredientes necesario para otorgarle al rito el aura extracorpóreo con se exprime el clima emocional de la multitud.
Hacía calor, había mucha gente, dicen que 40 mil, brillo, y se mencionó en las ecofnerencias de prensa el color violáceo que caracteriza a Crescencial, nombre de la beata, asignándole carácter de fino y suave.
La construcción, con ingredientes propios de la santidad, se trasmitió por tv, por medios virtuales, se filmó en celulares, se ejecutaron miles de imágenes.
Los relatos de pedidos a la futura beata, son los mismos que para cualquier otra fe, culto, persona, creencia, superstición, bruja blanca, bruja negra, pero qué hace que una persona en especial sea elegida para la beatitud, es una cuestión compleja y digna de análisis.
Hay personas a las que se les asigna muchos más milagros que a esta nueva Santa, pero la iglesia se ha negado sistemáticamente a considerar la postulación, como la Difunta Correa, por ejemplo.
A la Beata Crescencia se le asigna un milagro que le concedió el título, cuando una mujer de 23 años, Sara, nombre convenientemente bíblico, fue desahuciada por la ciencia y revivida por el rezo de la ahora Beata. Uno, que se haya publicado. Cuando hay cientos de estos relatos, los que se le asignan a la difunta Correa, entre otros.
Las causas de las Santificaciones son hechos que se debe observar bajo la lupa de la política y la economía mundial. Aparecen en épocas de crisis, sobre todo económicas, ya que los cultos de religión oficiales de cada país, lo son por la habilidad con que consiguen ser tomados como propios, dignos y admitidos por el sentir general de sus habitantes, aunque no fuera real. En general propios de los gobernantes que llegan a los escalones más altos, con lo que consiguen excepciones impositivas, donaciones excepcionales, tratamiento de estadistas, negocios y más acumulación por silenciar lo que no se quiere que se diga, por hablar lo que se quiere que se diga. Los cultos reciben de los gobiernos, donaciones, tierras, prebendas y decenas de otros beneficios con el objeto de tener a sus fieles, no sólo fiel a la fe, sino conformar, precisamente una sociedad de fe, fiel a los gobernadores que la Iglesia apoya.
En este punto, es interesante señalar, que esta estrategia de la iglesia, es la misma que se usa en marketing y publicidad.
Se usa la cantidad de fieles a determinados sitios o medios de congregación de personas para manejar sus intereses, vendiéndoles cosas que no necesitan, que a su vez generan otras necesidades que deben ser cubiertas por los mismos medios.
De este modo, el modelo de la “sociedad de fe”, es un mecanismo que organiza la economía, la política, los destinos de las naciones.
Mientras, en la construcción, hay, además, una suerte de coincidencias en los discursos, propios y ajenos, en el que con el tiempo se leen “señales”, signos del destino de la señalada, como el que se ha transmitido que dijo la Beata: "Si no me hago santa deberé dar cuenta al Señor porque pienso que otras quizá no han recibido la fortuna de tener un padre y una madre que siempre han orientado a su hijo en el camino de la virtud vivida”, repetida desde el Papa, seguida por el Cardenal y repetida por la prensa mundial y todos medio apuntado al hecho.
El análisis de la frase, s i fuera cierta, es ya digna de un tratado de la adivinación, más allá del hecho social que esta personas, monja del Huerto, donde estudió, estuvo inmersa en el medio en el que precisamente su condición es más conveniente para los efectos de su nueva condición.
Hay otros condimentos para esta construcción, como el hecho de que se dice que luego de 34 años de fallecida, su cuerpo aún está incorrupto, dándole a la palabra connotaciones extraordinarias, sin dejar espacio a la ciencia para investigar el hecho y sin dejar que se mencione que muchas momias de más de 3000 años han sido encontradas en estado incorrupto y a nadie se le ha ocurrido que fuera un hecho mágico, aunque en algunos casos se desconozca la razón.
Otros asuntos extraordinarios, es que el efecto operístico de la ceremonia, comienza muchos años atrás, cuando hay una persona, allegada al iglesia, que postula a la candidata. Para que la iglesia acepte este tipo de postulaciones hay que conocer muchos sobre la situación política de la Iglesia, para mover la Sociedad de la fe, de manera que la ganancia en términos de fe y demás ganancias sea significativa, de ello se explica los años que llevan conseguir que estos trámites concluyan en un cargo de Santidad. El de esta Santa, llevó, dicen 25 años.
Lo más sorprendente es que en la era actual, efervescencia de la ciencia, la Sociedad de la fe, persevera más que nunca, ahora, además en los llamados cultos y sectas.
Hay algo de aprendizaje en la pionera iglesia que cunde por el valle del planeta. Ya los curas no tienen el monopolio de la fe, y la situación parece desbordada, con la cantidad de casos de muertes masivas o secuestros y otras acciones que se realizan en la Sociedad de la fe.
¿Será que alguna vez seremos maduros y responsables de lo que nos toca en vez de pretender que algo mágico nos lo resuelva?
Seguramente no tendré vida para verlo, pero pienso que alguna vez tiene que ocurrir.