A veces no se sabe quién gana o quién pierde. Si alguien como Lindsay Lohan dice que cierto mueble de cierta casa está entre sus preferencias y permite sacar fotos en su cuarto, es como un pago por la decoración y mobiliario.
Más allá de que es extraño que esta joven signifique un referente de decoración, parece que es rentable, porque es lo que le propusieron desde un programa en Estados Unidos, Million Dollar Decorators.
La residencia de la actriz, en Beverly Hills, entraría de ese modo a las pantallas, con un programa que mostraría la elección de la actriz y su gran sonrisa vendedora.
Pero la actriz no cumplió con su parte, así que nos quedaremos con las ganas de ver cómo habría quedado o cómo quedó, no se sabe bien.
A nadie le extrañó, ya que la actriz es conocida por no someterse a la ley, lo que en otras palabras quiere decir que la elección de esta persona es tan riesgosa que nos preguntamos por qué sigue siendo un referente y sobre todo, qué tanto negocio es que las empresas la vuelven a contratan.
La respuesta parece sencilla: por sí o por no, esta actriz es siempre noticia.
Luego, se supo que luego de la decoración, la actriz sacó todos los muebles enviándolos a un depósito, pero lo que la pierde es la fanfarronería, pues se encargó de avisar a todos sus amigos que se saldría con la suya, el ser una celebridad se le ha subido a la cabeza, y por lo que se ve, tiene razón, ya que la siguen contratando.
La acusan de habérselos robado, el valor que el reclaman es de 250 mil dólares. Seguramente terminará dando la llave de donde los tiene ocultos, pero mientras, los suspicaces, entre los que me encuentro, nos preguntamos si no es un ardid para, por detrás, ganar el triple que eso con todo el sainete armado.
Es lo que yo hubiera hecho si fuera el dueño de los muebles, ya que toda la publicidad que me ahorro, se ocupan los medios del mundo de difundir, como nosotros, por ejemplo.
Quién sabe, no empiece a ser una forma de producción que le daría trabajo a muchos: guionistas, arquitectos, mueblerías y quién sabe qué, la imaginación no tiene fin.
Por ejemplo, podrían prestarle joyas de alguna joyería famosa y hacer el mismo teatro, ah, ahora recuerdo, eso ya pasó, ya se robó joyas y estuvo en problemas con la ley por ello.
Reconsiderando el asunto, parece que lo de las joyas dio origen a esto otro y ya mi idea la tuvieron otros antes.
Qué ingenua soy.